
«Tengo miedo de mí mismo, tengo miedo del miedo, pero, ante todo, tengo miedo de la espantosa confusión de mi espíritu, de mi razón, sobre la cual pierdo el dominio y a la cual turbia un miedo opaco y misterioso».
Guy de Maupassant

Henry René Albert Guy de Maupassant (Dieppe, 5 de agosto de 1850 – París, 6 de julio de 1893), este prosista francés se especializó en la narrativa breve, consiguiendo publicar más de doscientos cuentos a lo largo de su vida. En 1880, publicó su primera gran obra –Bola de sebo-, por la que conseguiría notoriedad en el mundo literario. Dicha obra no guardaba ninguna relación con el género de terror.
Su obra está compuesta por novelas, poesía y cuentos cortos. Algo desconocido es que fue cronista de actualidad en los periódicos de la época sobre literatura, política y sociedad.
Es reconocido como un maestro a la altura de Edgar A. Poe por sus cuentos de terror. En estos, refleja visiblemente su desintegración psíquica, su obsesión sobre la muerte y lo sobrenatural.
Durante gran parte de su existencia, soportó graves problemas nerviosos, síntomas de demencia y pánico heredados. Fue ingresado en el manicomio de París, tras un intento de suicidio. Allí, moriría dieciocho meses después, sumido en un estado agónico originado por una parálisis general.
Con este autor, cierro los breves aportes realizados en este ESPECIAL, con la única intención de dar a conocer escritores que marcaron una pauta a seguir y una forma de concebir el género de terror. En la actualidad, es mi opinión, el género de terror ha sido desvirtuado y reducido en muchas ocasiones a lo grotesco. No se aborda dicho género con el respeto requerido. Asistimos a representaciones que parecen más una burla al público que la representación de un proyecto serio. Se recurre asiduamente a producir remakes de clásicos que gozaron de éxito en su momento y que casi siempre terminan defraudando. Desde luego, existe, por fortuna, una minoría que si son representativas del género, pero estas terminan, en numerosas ocasiones, pasando desapercibidas por el gran público.
La solución, no es acudir a los clásicos, desde mi punto de vista, un clásico es una obra concluida, que está para volver a visionar, releer y extraer de ellos lo esencial. Con esta técnica, obtendremos las herramientas necesarias para evolucionar el género, respetando su esencia para producir películas, escribir novelas originales y acordes con nuestro contexto social.
Imaginemos que, a modo de ejemplo, un pintor actual emprendiera la labor de volver a pintar el Guernica de Picasso o La Gioconda de Da Vinci, qué sentido tendría hacerlo. Mejor, estudiemos sus técnicas, aprendiendo de ellos, para crear una obra original que nos transmita emociones semejantes a las de las obras anteriormente aludidas.
Se cierra el telón con el siguiente relato:
LA MUERTA de Guy de Maupassant
que bueno, que bien conocer a otros escritores que han aportado a las historias de terror una calidad que siempre ha sido dudosa. Esta en concreto se me ha quedado corta es buenísima, no se si la segunda parte es el final de la historia pienso que si es genial y de una realidad de la que ahora se carece cuando escriben historia de terror o sobrenatural. Felicidades por darnos a conocer autores tan desconocidos para la mayoría de nosotros.
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