La abducción es un fenómeno cuestionable. En términos ufológicos, se define, como el acto en el cual un ser vivo terrestre es secuestrado por supuestos entes extraterrestres y conducido a un determinado lugar que suele ser mayoritariamente al interior de la nave espacial de dichos alienígenas. Muchas son las personas que afirman haber sido abducidas describiendo que, una vez en el interior, son sometidos a una especie de exámenes físicos similares a los que se les pudiera practicar en cualquier hospital. Una gran mayoría de estos supuestos abducidos no lo recuerdan al momento posterior de producirse la abducción, sino que es rescatado de su memoria a través de sueños e hipnosis médica.
No se sabe si se trata de una patología, de una alteración de conciencia, o si por lo contrario se trata de algo real y vivido por estas personas. Las investigaciones que durante más de cuarenta años se han producido en torno a este fenómeno son divergentes en los resultados.
Por una parte tenemos las científicas; las cuales niegan que tengan una base real ya que no existe una evidencia física que pueda ser examinada.
Por otra, tenemos las ufológicas que aceptan determinados testimonios como ciertos afirmando que se tratan de una experiencia real.
Originándose dos puntos antagonistas y que no resuelven el enigma en sí, creando un debate constante y que actualmente continúa abierto.
El caso que a continuación presento, pertenece a aquellos que se le puede etiquetar como un suceso abierto y perfectamente documentado:
EL INCIDENTE HILL
Todos tenemos momentos en nuestras vidas en los que ciertas situaciones nos producen de forma natural, una satisfacción. Transitar tranquilamente, sin agobios, con nuestro automóvil por una carretera poco circulada y admirando el paisaje mientras la noche extiende su manto sobre nosotros, puede servirnos como ejemplo. Y eso, probablemente, es lo que experimentaron el matrimonio Betty y Barney Hill de regreso a la localidad de Portsmouth, su hogar, después de unas vacaciones en el estado de Nueva York, a bordo del Chevrolet Bel Air que conducía Barney. También le acompañaban una tercer ocupante Delsey, su perrita.

Anochecía aquel 19 de septiembre de 1961, el cielo estaba totalmente despejado, el verano finalizaba y con él las vacaciones del matrimonio Hill.
Formaban un pareja inusual para la época, ya que se trataba de un matrimonio interracial, él era negro y ella blanca, en un país donde existía la segregación racial. Betty, era asistente social. Barney trabajaba en el Servicio Postal de Boston. Los dos, eran activistas por los derechos civiles, una condición que les causó muchos problemas en su comunidad.
Decidieron parar para cenar en Colebrook, no tenían prisa, les quedaba por recorrer unos 275 Kilómetros y eran las 20:30h. Después de una apacible cena, el matrimonio retomó su camino. Eran la 22:05h, Barney calculó que antes de las 03:00h de la mañana llegarían a casa.
Betty, intentaba sintonizar en la radio, un programa musical que les acompañara en su travesía. Pero se le resistía, parecía que la antena, que en aquellos años se utilizaban en los automóviles para captar la señal de radio, no lograba su cometido. Delsey, la perrita que les acompañaba, se mostraba inquieta y comenzó a emitir gemidos sin causa aparente. Antes de subir al coche la habían bajado para que hiciera sus necesidades. Por lo que esos gemidos deberían tener otra naturaleza. Intentaron calmarla pero no fue posible. Comenzaron a preocuparse, tal vez se tratara de alguna dolencia interna que el animal sufriera.
Mientras tomaban la autopista US3 en White Mountains, pensaron en detenerse para que Delsey bajara y quizás de esta forma se tranquilizara. En ese momento, Betty y Barney avistaron al unísono una especie de destello en el cielo que se desplazaba velozmente. Betty, motivada por la curiosidad, tomó los binoculares que tenían en la guantera del coche para observar con más detalles aquella luz. Barney, hacía constantes conjeturas sobre lo que podría ser. Betty, sin prestarle demasiada atención a sus teorías, no lograba fijarla ya que, el movimiento del automóvil y el continuo desplazamiento de la luz en el cielo, dificultaban dicha labor.
De repente, la luz cambió su trayectoria dirigiéndose vertiginosamente hacia ellos. Pasó por encima del automóvil emitiendo destellos multicolores y una especie de zumbido eléctrico. Esta maniobra produjo que Barney perdiera por unos segundos el control del vehículo, pero rápidamente se hizo con él y continuó conduciendo por la desierta carretera. A pesar del sobresalto, Betty le pidió que redujera la velocidad para observar la trayectoria de la luz. Aquella luminaria que en ocasiones era tapada por los picos de las montañas cercanas, parecía estar siguiéndoles. En un momento determinado pudieron percibir que descendía sobre la cima de la montaña Cannon, volviéndose a desplazar por el cielo. Barney, instintivamente, abrió la guantera cogiendo su pistola. Se encontraba incómodo e inquieto por la situación y estar armado le hacía sentirse más seguro.
Cuando se encontraba cerca de Indian Head, una pequeña localidad al sur, aquella extraña luz se dirigió nuevamente hacia ellos y descendió en medio de la autopista. Barney, detuvo el vehículo y arrebatándole de las manos los binoculares a Betty bajó del mismo para observarla. Lo que contempló le dejó aturdido. Se trataba de una gigantesca nave, tan grande como un avión de pasajeros, oscilaba suavemente de derecha a izquierda y provista de luces carmesíes en los extremos. Betty, aún en el interior del coche, contemplaba con incredulidad y fascinación aquel objeto desconocido. Entonces, recordó que su hermana, confidencialmente, le relató que tuvo un avistamiento OVNI hace muchos años, aunque se asemejaba, lo que ella ahora mismo estaba experimentando, sin duda alguna, trascendía la experiencia de su hermana.
Barney, entró precipitadamente en el vehículo ante la mirada temerosa de Betty que no comprendía que era lo que realmente le estaba sucediendo. Murmuraba algo ininteligible, tembloroso, arrancó el coche, Betty que lo seguía mirando atónita consiguió oír lo que Barney susurraba: ¡Nos van a capturar! Sintió un estremecimiento que le recorrió todo el cuerpo. Betty, miraba temerosamente por la ventanilla tratando de divisar el objeto, en ese intervalo, el coche vibró, escuchándose un zumbido electrónico e invadiéndoles una extraña somnolencia. Un segundo zumbido, les devolvió al estado anterior. Los dos se miraron en silencio, sin apartar su mirada Betty le preguntó: ¿Crees en los platillos volantes? Barney, todavía confuso, no quiso responder, solo ansiaba regresar a casa lo más rápido posible.
Cuando por fin llegaron a casa, Barney miró su reloj, estaba parado, igual que el de Betty. Una vez en el interior de la casa se dirigió al reloj de la cocina, eran las 05:00h de la madrugada, se habían demorado dos horas. Exhaustos, mas por la experiencia vivida que por el viaje, sintieron la necesidad de tomar un baño, como si esta acción realizara un efecto purificante. Al desvestirse para tomar un baño, Barney comprobó que sus zapatos tenían las punteras gastadas, su ropa estaba húmeda y en los calcetines había agujas de pino. Betty, tenía una especie de polvo rosáceo sobre su vestido. No supieron dar explicación a ello. En vano intentaron relajarse, solo pudieron dormir algunas horas. Lo que acababan de experimentar les marcaría de por vida y eran conscientes de ello.
Cuando ambos se encontraron más serenos, decidieron comunicar lo sucedido a la base Pease de las Fuerzas Aérea de EE.UU. El 21 de septiembre, dos días después del incidente, Betty telefoneó a la base informando del avistamiento, reservando parte de los detalles que resultaban más increíbles. Era indudable que si contaban todo lo sucedido pondrían en duda su estabilidad mental.
El 22 de septiembre, el mayor Paul W. Henderson telefoneó al matrimonio Hill para concertar una entrevista con ellos. Una vez realizada la reunión, el mayor Henderson con los datos recogidos del testimonio de los Hill, confecciono un informe que publicó el 26 de septiembre. En este informe, la conclusión final del incidente fue que el matrimonio Hill confundió el planeta Júpiter con la luz avistada. Este informe fue archivado en el Proyecto Libro Azul (Project Blue Book) donde se recogía todos los casos OVNIs para su posterior investigación y clasificación. Betty y Barney Hill no estaban en absoluto conforme con la conclusión del informe pero era lógica, ya que se había ocultado detalles importantes del suceso, sino contaban toda la verdad sobre el mismo tendrían que aceptarlo, ¿qué otra cosa podían hacer?

Las semanas siguientes fueron perturbadoras para Betty. Estuvo sufriendo pesadillas continuas. En estas, el escenario siempre era el mismo; un bosque, ella caminando por él de noche y de repente, unas presencias inquietantes que la cercan intentando atraparla, desesperadamente intenta huir sin conseguirlo. A continuación, dos seres extraños y pequeños, la obliga a continuar andando por aquel bosque ensombrecido. Impotencia, es lo que Betty sentía ante esa situación, ya que no podía hacer nada para evitarlo. Entonces, en medio de esa lobreguez, distingue a Barney que se encontraba cercano a ella. Parece caminar sumido en una especie de trance, le llama pero parece no escucharla. Este sueño, se le repetía constantemente. Barney, no sabía qué hacer para ayudarla, ambos, se sentían apesadumbrados.
Sin saber en quién confiar ni a quién acudir, Betty fue a la biblioteca local con la intención de encontrar alguna referencia y así poder obtener una explicación a lo que les estaba ocurriendo. Encontró varios libros sobre la temática OVNI, uno de estos, había sido escrito por el mayor Donald E. Keyhoe. Keyhoe, era un militar retirado que pertenecía a la Marina de EE. UU., concretamente al cuerpo de infantería y que a su vez dirigía el NICAP (Comité Nacional de Investigaciones sobre Fenómenos Aéreos), una organización no gubernamental para la investigación OVNI.
Betty estuvo enfrascada en la lectura de estos libros, en particular el del Mayor Keyhoe, titulado «El complot contra los platillos volantes«, con el que se encontraba totalmente identificada con su contenido. Betty y Barney resolvieron contactar con esta organización, tal vez ellos les pudiera ayudar a entender lo que les estaba ocurriendo. Betty escribió a Keyhoe describiéndole la experiencia completa. En esta ocasión, decidieron no soslayar ningún detalle de la experiencia vivida aquella noche del 19 de septiembre. En el mismo escrito, Betty le comunicó que el comunicado que realizaron en la base Pease no estaba completo ya que solo relataron una parte de la experiencia. También hizo referencia a las pesadillas que sufría relacionadas con el incidente.
Walter N. Webb, astrónomo y miembro del NICAP les contestó en nombre del mayor Keyhoe y decidieron concertar una entrevista. EL 21 de octubre, fue el día señalado. La reunión duró más de seis horas. Fue un interrogatorio agotador. El dictamen fue:
«Después de interrogar a esta pareja y de estudiar sus reacciones y caracteres, mi opinión es que dicen la verdad y que el incidente ocurrió exactamente como ellos lo relatan«
W.N. Webb
Dicho informe, impresionó a otros dos miembros de la Organización, C.D. Jackson, ingeniero eléctrico y Robert Hohman, escritor especializado en temas científicos. Webb, era un científico reconocido por su carácter meticuloso y juicioso en sus investigaciones y gozaba de total credibilidad en sus investigaciones. Por ello, Jackson y Hohman, solicitaron una segunda entrevista con el matrimonio Hill.
La entrevista tuvo lugar el 25 de noviembre, los Hill fueron acompañados por el comandante James McDonald, oficial de las Fuerzas Armadas norteamericanas y amigo íntimo del matrimonio. Comenzaron al mediodía y se extendió hasta la medianoche. En esta segunda reunión se logró extraer un dato muy importante para la investigación, se trataba del retraso de dos horas de las que el matrimonio Hill solo fue consciente cuando llegaron a su casa y consultaron con el reloj de la cocina. Según el testimonio de los Hill, salieron sobre las 22:05h, el tiempo estimado de llegada era sobre las 03:00h de la madrugada y teniendo en cuenta que nunca estuvieron parados más de cinco minutos debido al incidente y que el tráfico era inexistente, llegaron a las 05:00h de la madrugada. No se encontraba una explicación que justificara esta demora. ¿Qué sucedió en esas dos horas? Los Hill no supieron que contestar, aunque admitían que el retraso les pareció excesivo, tampoco en ese momento le dieron más importancia. Pero este dato, podía ser clave para esclarecer el incidente.
Pasaron los días y cuando los Hill estuvieron más tranquilos, su amigo McDonald, les fue a visitar. McDonald, les relató que a menudo cuando un soldado esta en el frente de batalla puede sufrir un shock violento. Este hecho provoca frecuentemente una pérdida de memoria, una amnesia temporal. Para tratar este desajuste se recurre a una terapia de hipnosis médica. De esta forma se recupera aquellos recuerdos perdidos a consecuencia del trauma. Con este ejemplo, McDonald, le aconsejó al matrimonio que recurrieran a un hipnólogo. También le comentó que había planteado la propuesta a Hohman y Jackson y que ambos se mostraron de acuerdo con ella.
Después de reflexionarlo, Betty y Barney aceptaron la propuesta de McDonald y decidieron ponerla en práctica. Ahora lo complicado era encontrar un hipnólogo cualificado. Hohman y Jackson se ofrecieron a localizarlo.
Durante este tiempo de búsqueda, Betty y Barney decidieron, por iniciativa propia, realizar una serie de viajes a la zona del incidente con la intención de recordar o hallar alguna pista sobre el mismo que le pudiera comprender lo que les sucedía.
La frecuencia de estos viajes fue al principio de dos o tres veces al mes, una vez allí, trataban de reproducir la situación intentando recordar algo más de lo acaecido pero no obtenían ningún resultado. La decepción y el desánimo hizo que cada vez dilataran más sus viajes.
El tiempo pasaba, era primavera de 1962, y los Hill estaban cada vez más tensos. El incidente parecía haberles dividido en dos partes sus vidas: la que conocían perfectamente hasta la noche del suceso y la posterior al incidente, que se encontraba fragmentada por dos horas perdidas y que pudieron ser determinantes al parecer. Mientras tanto, Hohman y Jackson persistían en su búsqueda sin éxito alguno.

Barney acabó enfermando, a consecuencia de su estado de ansiedad, sufrió de hipertensión y severos trastornos estomacales, degenerando en una úlcera de duodeno. Posteriormente, observó que en la zona inguinal, aparecieron una serie de verrugas que formaban un círculo casi perfecto. Alarmado, concertó una visita con el Dr. Patrick J. Quirke. Quirke le realizó una exploración y una analítica de la zona, sin hallar nada de gravedad. El doctor, siendo conocedor del incidente de Barney, le recomendó que visitara a un psiquiatra, el Dr. Duncan Stephens. Barney aceptó y en el verano de 1962 acudió a la consulta del Dr. Stephens. Barney obvió por completo el suceso, limitándose a hablar de sus problemas emocionales y sociales en las sesiones. El informe del Dr. Stephens se elaboró, como era lógico, conforme a las aportaciones de carácter personales que Barney referenció en las sesiones, por lo que el dictamen final fue que la causa de la tensión estaba originada por problemas sufridos en su infancia y juventud por su condición racial. Algo que se había agravado, en su edad adulta, al casarse con una mujer blanca.
Durante un año estuvo sometido a un tratamiento específico. Barney parecía encontrarse emocionalmente estable, por lo que el Dr. Stephens consideró que era el momento de dar un descanso a Barney.
Aunque los sueños, en el caso de Betty, habían remitido, ambos coincidían en la sensación de que algo permanecía en su interior, aletargado, recóndito y lo más inquietante; revelador.

REVELACIÓN
En el verano de 1963, en la zona de Portsmouth, se produjeron numerosos avistamientos que provocaron la alarma en la población. Numerosos habitantes daban testimonios de lo visionado, acrecentando la incertidumbre por toda la urbe. Ante este contexto y con la intención de calmar a los ciudadanos, se organizaron reuniones en la parroquia, allí, se debatía sobre la veracidad de estos acontecimientos y se preveía establecer un protocolo de actuación para estos casos. Pero, lógicamente, no poseían referencia alguna sobre los mismos. Entonces, alguien propuso invitar al matrimonio Hill para que dieran testimonio de lo que les sucedió y de esta forma intentar obtener alguna explicación sobre lo que estaba ocurriendo.
En septiembre del mismo año, los Hill, acudieron a la parroquia. También había sido invitado el capitán Ben Sweet, de la base aérea de Pease, muy popular por sus estudios hipnóticos.
Cuando los Hill, por una vez más, relataron lo que les acaeció aquella, cada vez más lejana, noche de 19 de septiembre de 1961, el capitán Sweet quedó irremisiblemente interesado por el testimonio.
Al término de la reunión, el capitán Sweet, manifestó a los Hill la necesidad de que se sometieran a hipnosis. Estaba firmemente convencido de que encontrarían las respuestas a muchos interrogantes sobre el incidente. Coincidía plenamente con la sugerencia que McDonald propuso al matrimonio hace tiempo atrás.
Y así fue como los Hill, motivados, esta vez, por el capitán Sweet, acudieron al Dr. Stephens para insistirle sobre la necesidad de someterse a hipnosis. Fueron necesarias varias visitas, hasta que finalmente, el Dr. Stephens aceptó, pero con una condición: que primero consultara al Dr. Benjamín Simon, psiquiatra y neurólogo de Boston.
El Dr. Simon era un especialista en hipnosis que adquirió una merecida notoriedad, durante la Segunda Guerra Mundial, por la aplicación de una técnica innovadora en aquel tiempo, la hipnosis regresiva, que fue utilizada en muchos soldados que sufrían traumas originados por la guerra. A través de dicha técnica, se lograba que los recuerdos y vivencias perdidas encajaran debidamente con la realidad vivida en aquellas situaciones trágicas. Con esto, se conseguía restablecer el equilibrio mental y emocional perdido.
El 14 de diciembre de 1963, fue la fecha marcada por el Dr. Simon, para comenzar con las consultas. El Dr. Simon, estuvo cerca de dos meses preparando al matrimonio Hill para las sesiones a las que se les tenían que someter. Eran pruebas a las que nunca habían sido sometidos, por lo que era necesario ese tiempo de adaptación.
El 22 de febrero de 1964, comenzaron las sesiones de hipnosis regresiva con carácter semanal tanto para Barney como para Betty. Seis meses de agotadoras sesiones fue el tiempo que tuvieron que soportar el matrimonio Hill. En el transcurso de ese tiempo, ninguno de los dos recordaba nada de lo que hablaban en las sesiones, el Dr. Simon les daba esa orden, durante las sesiones de hipnosis, para evitar que se influyeran mutuamente.
Unas semanas antes de terminar las sesiones, el Dr. Simon permitió que el matrimonio escuchara lo que se había grabado cuando se encontraban bajo hipnosis regresiva.
Transcripción de la grabación del Incidente
Oh, dios mío, no, no es posible -murmuraba Barney- es una nave gigantesca. Flotando. Está rodeada de ventanillas y…, hay seres que me observan a través de ellas. Pero… ¿Qué hace ahora? Se desplaza hacia el interior del bosque.

Barney estaba muy asustado, pero, de una forma automática, cruzó la carretera en dirección al objeto. Sin miedo, se acercaba cada vez más a ese extraño objeto. Betty, contemplándolo todo, en un estado de histerismo, gritaba desesperadamente, desde el interior del automóvil, a Barney para evitar que continuara.
Ahora Barney, podía distinguir con total claridad cerca de media docena de seres que le miraban pegados a las ventanillas. Todo ello, mientras la gigantesca nave descendía suavemente en su dirección.
¡¡Barney!! – vociferaba Betty exasperadamente desde el coche, presa del pánico -.
Barney distinguió en particular a un ¿hombre? que parecía ostentar una autoridad en la nave. Le miraba fijamente. Y por extraño que parezca, escuchó sus palabras en el interior de su cabeza y que le decía: No tengas miedo. No te muevas de donde estas.
Pero Barney, despavorido, reaccionó inversamente a las palabras de aquel ser, a pesar de que le temblaba todo el cuerpo, salió corriendo con todas las fuerzas de las que disponía hacia su coche.
Betty, en parte tranquilizada porque le veía llegar, no podía evitar seguir gritándole para que corriera lo más rápido posible y entrara dentro del coche.
Barney entró precipitosamente en el interior del coche y mirando a Betty le dijo: ¡Nos van a capturar! arrancó el auto y seguidamente escucharon un zumbido, seguidamente sin poder evitarlo, Barney dirigía, contrario a su voluntad, el vehículo hacia el bosque.
Cuando llegaron al bosque, el coche se detuvo. Barney intentó, en varias ocasiones, arrancarlo. El motor no respondía. Betty miraba aterrada por la ventanilla. Se encontraban rodeados de aquellos insólitos seres. Instintivamente, Betty, intentó abrir la puerta para huir pero ellos se lo impedían. Cuando ambos comprendieron la inutilidad de sus esfuerzos por huir, aquellos seres extraños los sacaron del coche. Betty, observó que Barney parecía inconsciente, por lo que le trasladaban arrastrándole, sujetándole por los brazos, describiendo con las punteras de sus zapatos un surco en la tierra. Betty caminaba forzadamente entre ellos.
– ¡Barney! ¡Barney! – le gritaba Betty – ¡Despierta!
– ¿Barney? ¿Es ése su nombre? – Betty, sorprendida, miró a aquel ser que le preguntaba en su mismo idioma. Pero Betty no le respondió y continuó llamando a Barney.
– ¿Se llama Barney? – Betty, furiosa, seguía sin contestarle – No tenga miedo, no le haremos ningún daño – al escuchar estas palabras Betty se estremeció – Cuando los experimentos terminen, les llevaremos a usted y a Barney al coche para que continúen con su viaje – Betty sintió una especie de vértigo y un intenso miedo le invadió todo su cuerpo.
Llegaron a la nave y subieron por una rampa hacia su interior. Una vez dentro, los separaron.
Barney, parecía recobrar la conciencia, y pudo ver que era llevado a una sala parecida a un quirófano. Lo tumbaron en una camilla. –¡No abra los ojos! – le ordenó una voz. Seguidamente notó calor, había un foco de luz que le apuntaba directamente, a pesar de mantener cerrados los ojos podía percibir la claridad que aquel reflector desprendía. Comenzó a sentir que le palpaban por todo el cuerpo. Por su cavidad vocal Siente que le introducen algún tipo de objeto en el oído y que inmediatamente es retirado. A continuación, experimenta frío en la ingle, como el producido por un objeto metálico al contacto con la piel. Pero en ningún instante siente dolor.
Betty, que se encontraba en otra sala sentada en un taburete, se hallaba desnuda. La obligaron a desnudarse y le habían colocado agujas por su cuerpo que estaban conectadas a una pantalla. Se trataba, sin dudarlo, de un reconocimiento exhaustivo y de carácter científico. Pero lo peor para Betty no había pasado. Uno de ellos la tumbó, llevaba una aguja distinta a las demás con la intención de introducirla por su ombligo. Betty comenzó a llorar por el dolor infligido y la impotencia.
– ¡No, nooo! ¡Me duele, me dueleee! – Uno de ellos le tapa los ojos con la mano mientras le dice que no sentirá nada que todo irá bien. En ese momento el dolor desaparece. Betty, recuperada en parte, le pregunta:
– ¿Por qué esto? – Aquel ser la mira fijamente y le responde – Para comprobar si está embarazada –
Después de esto, se retiraron dejándola a solas con el que representaba poseer el mando de la nave. Ese ser le transmitía confianza a Betty que ahora se encontraba relajada y no sentía dolor alguno por la prueba a la que había sido sometida.
– Nadie podrá creer lo que nos ha sucedido – exclamó Betty – Esto ha sido una experiencia increíble – No tenía duda alguna de que aquellos seres eran extraterrestres y le preguntó de donde procedían. Él, le mostró un mapa estelar. En este, había muchos puntos y líneas curvas, algunas unían un punto con otro. Había un gran círculo del que salían muchas líneas, estas eran más gruesas que las otras, que se unían a otro círculo cercano pero de menor tamaño. Le explicó que las líneas más finas eran rutas de expediciones y las más gruesas eran comerciales pero no le dijo cuál de esos puntos era su planeta. Posteriormente le indica a Betty que debe salir al pasillo, allí, se encuentra con Barney que tiene los ojos cerrados y es sujetado por los brazos, por un ser a cada lado. Los extraterrestres los llevan hasta el vehículo. Cuando entraron, escucharon de nuevo un zumbido, consecutivamente se encontraban en la carretera y muy excitados. No parecían recordar lo que les había acontecido anteriormente después del primer zumbido. Los dos se miraron en silencio, sin apartar su mirada Betty le preguntó a Barney: ¿Crees en los platillos volantes?
¿Una prueba?
El Dr. Simon, le reveló al matrimonio algo más que la grabación que acababan de escuchar: Un mapa. Bajo sugestión post-hipnótica, Betty trazó el mapa estelar que le mostró el extraterrestre cuando le preguntó de donde provenían. ¿Podría ser esto la prueba irrebatible que corroborara el testimonio de los Hill?

En los meses sucesivos, el dibujo que escenificaba el presunto mapa estelar fue objeto de estudio de numerosos investigadores. La conclusión a la que llegaron fue unánime; el mapa no tenía sentido.
En 1966 se publicó un libro: Interruptep Journey -El Viaje interrumpido- escrito por John G. Fuller, Jr., donde narra el incidente que aconteció al matrimonio Hill en la noche de 19 de septiembre de 1961. En el libro, Fuller, obteniendo el permiso para ello, transcribió el contenido de las cintas magnetofónicas grabadas en las sesiones de hipnosis a las que fueron sometidos los Hill. El libro popularizó el caso del matrimonio Hill por todo el mundo, inclusive, algunos ufólogos de la época, lo consideraron como el primer caso de abducción en pareja.

En febrero de 1969, fallece Barney de un derrame cerebral. Este hecho provocó que Betty se introdujera de pleno en el tema ufológico y paranormal, una forma de combatir la soledad. Fue una etapa de intensa actividad para Betty que comenzó a dar charlas y participar en debates sobre el tema e incluso escribir sobre el mismo.

En los años 70, una profesora de Ohio, Marjorie Fish, interesada por el caso de los Hill, reabrió la investigación del presunto mapa estelar, se dedicó a buscar un paralelismo entre el dibujo de Betty y los mapas astronómicos de la época. En 1972 consiguió, según su criterio, identificar a las estrellas dibujadas, como Zeta 1 y Zeta 2, ubicadas en la Constelación Reticuli, solamente visible desde el hemisferio sur. Dichas estrellas están situadas a 37 años luz de nuestro sistema solar, en términos astronómicos esta distancia se considera lo suficientemente próxima como para aceptar que una supuesta civilización extraterrestre, tecnológicamente más avanzada que la de la tierra, realizara sus rutas comerciales por ese cuadrante.

Posteriormente, Charles W. Atterberg, astrónomo de Elgin -Illionis-, demostró que Fish se equivocaba. Para ello, dibujó un mapa estelar según el dibujo de Betty Hills, identificando a las estrellas localizadas de Fish por otras distintas y en otra constelación a las que había encontrado Fish, por lo que reiteradamente la tesis se desmantelaba.
La polémica continuaba, en 1975, Carl Sagan y Steven Soter, emplearon ordenadores para analizar el mapa y concluyeron en que no había base científica en este.

Todos estos acontecimientos, originaron una corriente de escepticismo sobre el incidente. Análisis voluntarios de psiquiatras manifestaron que, la supuesta abducción, era fruto de una alucinación ocasionada por el estrés de la pareja y algunos, incluso, sugirieron la posibilidad de que la hipnosis a la que fue sometido el matrimonio era la causante de dicha alucinación.
Los medios de comunicación comenzaron a insinuar que todo el caso formaba parte de una artimaña con el propósito de obtener un rendimiento económico, desacreditando el informe del Dr. Simon sobre el caso Hill.
Nada de esto desalentó a Betty Hill que continuó con su defensa pública de la existencia de los OVNIS. Estaba segura de lo que había contemplado y experimentado aquella noche.
En una entrevista que concedió al investigador Allan Hendry, le relató que en sus salidas nocturnas al campo, con el propósito de avistar OVNIS, había logrado observar cerca de un centenar de estos objetos, por la ruta del célebre mapa que dibujó. Y que durante el invierno de 1976 a 1977 contempló algo espectacular: una especie de anillo aplanado dotado de luces de colores radiantes que, según ella, lo identifico como una nave extraterrestre.

Betty continuaba participando en numerosos programas televisivos, conferencias y debates. Vivió de pleno el «boom» de las abducciones que se desató en EE. UU. Libros publicados en la época como Comunión (1987) de Wihtley Strieber e Intrusos (1987) de Budd Hopkins, contribuyeron a ello.

Y sin aviso, aprovechando una aparición pública en octubre de 1991, en la localidad de Portsmouth, anunció su retirada. Betty, manifestó que después de más de treinta años de estudiar y hablar sobre el fenómeno OVNI, se merecía un descanso. Así mismo, dijo que no cambiaría su experiencia por ninguna otra en esta vida, ni se arrepentía del tiempo dedicado a ello. Para ella, el abducido tenía encomendada una misión: la de comunicar al mundo que no estamos solos.

Betty falleció de cáncer el 17 de octubre de 2004. En la Universidad de New Hampshire, se conserva como parte de una colección, las notas que realizó Betty, cintas grabadas de la hipnosis y otras anexiones sobre el incidente