El 31 de marzo de 1922 un terrible suceso conmocionó la aldea de Kaifeck en Alemania. Los hechos se produjeron en el interior de una granja retirada de la aldea, oculta entre los bosques y situada a unos 51 km de Múnich. Los lugareños la conocían con el nombre de Hinterkaifeck para señalar la ubicación exacta de la granja, el prefijo “Hinter” significa detrás (Detrás de Kaifeck). En ella habitaba una familia…
Andreas Gruber de 63 años y su esposa Cazilia de 72, junto con su hija viuda, Victoria Gabriel y los hijos de esta: Cazilla de 7 años y Josef de 2 años, así como María Baumgartner la ama de llaves que vivía con ellos fueron brutalmente asesinados. No fueron hallados hasta cuatro días después, el 4 de abril de 1922 por Lorenz Schlittenbauer, Michael Pöll y Jakob Sigl, vecinos próximos a la granja.
Las investigaciones policiales determinaron que todas las víctimas fueron asesinadas en la propiedad con una Azada. Los cadáveres del matrimonio, su hija Victoria y su nieta Cázilia fueron localizados en el granero ocultos con heno y una puerta. El cadáver de Victoria presentaba más de nueve heridas en la cabeza y en el cuello, mostrando un especial ensañamiento sobre ella. Tal y como se indicó en el informe forense el 4 de octubre del mismo año.
El ama de llaves yacía muerta en su habitación cubierta con una manta, y el pequeño Josef en su cuna en el dormitorio de su madre Victoria, tapado con una falda de su madre. Su cráneo había sido aplastado.
Georg Reingruber, inspector del Departamento de Policía de Múnich, declaró que nunca había visto una escena criminal tan horrible.
Las inspecciones realizadas en el interior de la vivienda encontraron en el interior del armario de Victoria objetos de valor como varias monedas de oro y de plata, dos anillos de oro y un reloj de plata de caballero. Encima de la cama había ropa, una libreta, una billetera vacía y un reloj de señora que podrían haber sido extraídos del interior de su armario.
Otro hecho, tan insólito como el anterior, fue que durante los días posteriores al asesinato las tareas propias de la granja estuvieron atendidas. Los animales fueron alimentados, incluso la chimenea de la casa fue encendida, creando una falsa apariencia de normalidad.
Ésta fue una de las causas por las que a nadie les extrañó no ver a ningún miembro de la familia por la aldea, pero existieron otras.
SECRETOS DE FAMILIA
En la aldea, la familia Gruber no gozaba de buena reputación. Andreas Gruber y su hija Victoria, años atrás fueron acusados de un delito de sangre. Una acusación que no se pudo demostrar y quedaron absueltos. Tiempo después un escabroso suceso volvería a ensombrecer la reputación de la familia.
Una criada de la familia denunció al padre y a la hija al sorprenderlos, según ella, manteniendo relaciones sexuales en el granero. Andreas Gruber fue acusado de mantener una relación incestuosa con su hija, y según los autos, la mantenían desde los 16 años. En 1917 fueron condenados a prisión de un año para Andreas y de un mes para su hija.
A raíz de ello las sospechas de que Josef, uno de los hijos de Victoria, era fruto de la relación entre padre e hija acrecentaron el rechazo de la comunidad hacia la familia y en particular hacia el padre y la hija.
Sin embargo, y antes de que se produjera la denuncia por incesto, existía un litigio contra un tal Lorenz Schlittenbauer (vecino y descubridor junto con otros de los cadáveres) a quien la familia Gruber le atribuía la paternidad de Josef. En el certificado de nacimiento de Josef se había inscrito las iniciales L.S. como su padre (Lorenz Schlittenbauer). Lorenz en un principio negó la paternidad, pero posteriormente la reconoció, y tiempo después volvió a negarla. A pesar de todo esto, la mayoría de sus vecinos no dejaron de recelar de la familia y despreciaban a Andreas por inmoral.
Esta situación provocó que, con el transcurso de los años, la familia se aislara, y el contacto con sus vecinos fuera mínimo. Pero por motivos de abastecimiento y trabajo, Andreas Gruber estaba obligado a visitar la aldea con más frecuencia de la deseada. Y una mañana, días antes del magnicidio, Andreas bajó a la aldea. Aquella noche había caído una intensa nevada y ante el temor de quedar aislado, esta vez por la nieve, decidió provisionarse, pero Andreas halló algo que le inquietó…
HUELLAS EN LA NIEVE
Los testimonios posteriores de las personas que aquella mañana del mes de marzo de 1922 hablaron con él, afirmaban que le encontraron muy alterado. El motivo era el descubrimiento de unas huellas extrañas en la nieve. Pisadas que salían del bosque y terminaban justo en el porche de su casa.
No obstante, no era lo único que turbaba a Andreas. Tiempo atrás, ya habló de sonidos de pasos en el ático de la granja con el ferretero del pueblo. Y que cuando subía para inspeccionar no había nadie. También de que una mañana, en el interior de la vivienda, encontró un periódico que nadie había comprado.
Asimismo, los vecinos indicaron a la policía que, meses antes, la criada se había marchado alegando que esa casa parecía estar endemoniada. Aunque la mayoría creían que era una excusa de la criada para alejarse de la familia.
A pesar de todo, el pensamiento unánime era que el aislamiento estaba afectándole, y su cordura comenzaba a quebrarse. Pero cuando días posteriores a estas confesiones se produjo el asesinato…el miedo se extendió por toda la aldea.
Lo que Andreas comentó, eran indicios de que algo terrible estaba a punto de suceder y no era producto de una mente desequilibrada.
LA INVESTIGACIÓN
Todas las evidencias apuntaban a un tipo de crimen selectivo, salvo el asesinato de la malograda criada que había llegado a la casa, esa misma tarde, contratada por la familia. Un factor para tener en cuenta es la época en la que se produjeron los homicidios. Los procedimientos policiales eran distintos. Las técnicas, así como los medios de investigaciones eran precarios, pero las pruebas eran contundentes para afirmar esta hipótesis, aunque no conducían a ningún culpable, y todos en la aldea eran potencialmente sospechosos.
El ambiente entre los habitantes era tenso, y comenzaron a iniciar batidas por el bosque ante la posibilidad de que el asesino merodease por la zona o estuviera escondido. Como era de esperar la búsqueda resultó infructuosa. Y no pasó mucho tiempo en el que los vecinos se acusaran unos a otros del crimen.
La policía no era ajena a la posibilidad de que la situación se descontrolase y se provocaran altercados más graves que la mera acusación entre vecinos. Y decidieron cerrar el caso provisionalmente alegando que, a pesar de que no sustrajeron nada de valor tal y como anteriormente se describe en el informe policial, el móvil del asesinato fue un robo.
Los ánimos se fueron calmando, las indagaciones continuaron y el caso se fue olvidando en el tiempo. Años después estalló la guerra.
Pero un caso como este, era de justicia saber las razones de ese horrendo crimen. Por ello, y casi un siglo después, Hans Richter inició una metódica investigación con la intención de plasmar una imagen fiel de los hechos y de las víctimas.
El tiempo transcurrido era obviamente un obstáculo. Estas indagaciones datan de 1952, y también durante la Segunda Guerra Mundial muchas pruebas fueron destruidas. No obstante, el investigador consigue con la documentación oficial disponible del caso, y que podéis consultar en este enlace http://www.hinterkaifeck-mord.de/index.html, elaborar una escenografía más objetiva del crimen. Revelándonos datos desconocidos hasta la fecha. Algunos de ellos, desconcertantes.
La policía tras cuatro semanas de investigaciones intensivas, en las que muchas personas sospechosas de la aldea y cercanías fueron interrogadas, arrestadas y posteriormente liberadas por falta de pruebas, decidió recurrir a Miss Bü y Miss Jü, clarividentes, para intentar resolver el crimen. Y al parecer era una colaboración habitual que la policía utilizaba en sus investigaciones en aquella época y en esa zona. Desgraciadamente tampoco ellos pudieron aportar nada en la investigación del suceso.
Por otra parte, y según este informe, nos indica que se practicaron dos autopsias a las víctimas. La primera, fue realizada por el Dr. Neuburguer Landgerichtsarzt y el Dr. Johann Baptist Aumüller. La segunda por el Profesor Hermann Merkel del instituto forense de Múnich, considerado como uno de los forenses más importante de la época. Sin embargo, de esta segunda autopsia no hay copia del informe en los archivos del Instituto de Medicina Legal de Múnich. Un dato que podría explicar las discrepancias que surgieron entre el fiscal Renner y el inspector jefe Martin Riedmayr.
En el informe del fiscal se detallaba que el cuerpo de Victoria presentaba signos de violación, mientras que el inspector jefe omitía ese dato en su informe. En lo que si fueron coincidentes era en la crueldad del asesino con Victoria.
Las armas homicidas se encontraron un año después cuando se derribó la granja de la familia. La azada, que fue el arma principal, en el falso techo de la casa, y la segunda, una navaja de bolsillo, entre el heno.
En estos informes se plantea desde la posibilidad de un móvil político hasta la venganza de un “difunto”.
Victoria era viuda de Karl Gabriel, un soldado caído durante la Primera Guerra Mundial. Ella nunca recibió el cadáver de su esposo, aunque sus compañeros de trincheras aseguraban haber visto su cuerpo sin vida. Pero nunca fue hallado, y existían rumores de que no hubiera muerto y que, al descubrir el supuesto romance de su mujer con Lorenz, premeditara y posteriormente cometiera el asesinato ensañándose con ella.
También se barajó la posibilidad de que el asesino fuera Joseph Bärtl, un enfermo mental que fue panadero en la aldea y que en 1921 se fugó del internado y continuaba prófugo.
Esto es un resumen muy breve de una parte de la investigación. Para ampliar todos los detalles de esta elaborada investigación tenéis el enlace también a pie de página.
CONCLUSIÓN
Un caso olvidado y como tantos otros sin resolver. Ocurrido en una época distante pero no tan diferente de los que actualmente se producen en cualquier parte de nuestro globo. Y posiblemente, exista esa semejanza, porque está en la naturaleza del ser humano lo que habitualmente conocemos con el término de maldad.
Esa perversidad que encontramos en los actos que diariamente se producen en el mundo, conocedores de ellos por las noticias que los medios informativos divulgan, presentándose con formas muy diversas y que, en muchas ocasiones, no deparamos en ella porque nuestra atención es desviada por aquellos actos en los que la violencia es explícita.
Es un tipo de maldad y violencia, menos impactante y silenciosa, ejercida sobre determinados colectivos sociales que, amparada por leyes políticas, los condenan a una muerte lenta. Actos ejecutados por personas perfectamente conscientes de lo que causa y sin ningún tipo de escrúpulos.
El resultado es el mismo, la diferencia está en la sutileza de la ejecución.
Sí, soy consciente de que hablo de extremos opuestos, pero creo que son paralelos con el concepto de maldad y por eso hago ese símil.
Y para no desviarme del tema y terminar, agradecer a esos investigadores casi anónimos por el gran público pero que, interesados por el factor humano del mismo, han recopilado suficientes datos para poder divulgar este caso con más profundidad y objetividad.
Ya que muy pocos extrañaron a la familia en vida y, seguramente, muy pocos les lloraron cuando dejaron de existir.
Autor: Pedro Segura – llenodestrellas.com –
FOTOGRAFÍAS DE LA ESCENA DEL CRIMEN
Estas son las únicas cinco fotografías oficiales del caso. Y están disponibles con más detalles en la página del autor.

1. La sala de estar. 2. El dormitorio de Victoria. 3. La cuadra. 4. El granero.




Fuentes consultadas:
http://www.hinterkaifeck-mord.de/index.html
Nota: Actualmente en la página del enlace existe un foro sobre el caso. Y continua activo.
http://www.hinterkaifeck.net/wiki/index.php?title=Hauptseite
Fotos: http://www.hinterkaifeck-mord.de/index.html