Por segundo año consecutivo, inicio un especial para todos los amantes del misterio, aprovechando estas fechas tan señaladas para ello, donde os daré a conocer casos que, actualmente, siguen sin resolverse. Estáis invitados a leer estos casos y también a oír unas narraciones de autores representativos del género del misterio y el terror. Elegir vuestro rincón favorito, bajar la intensidad de la luz, o mejor aún, encender una vela, y comencemos con el primer caso que fue denominado como:
EL CRIMEN DE MACASTRE
Macastre es un municipio de la Comunidad Valenciana (España) perteneciente a la provincia de Valencia. Situado entre las cuencas del río Buñol y del río Magro. Con una población de 1.208 habitantes y una densidad demográfica de 32,08 hab./km2. El nombre de la población proviene de la época romana del emperador Adriano (117-139 d.C.) Formado por la raíz romana «castra, castrorum» significando: campamento. El nombre parece ser la contracción de «Magna Castra» que podría traducirse como «gran campamento o campamento grande«. Esto es posible debido a algún tipo de asentamiento militar de las legiones romanas. (wikipedia).
Sucedió un 14 de enero de 1989, en la localidad valenciana de Macastre, hace ahora más de veinticinco años, un trágico suceso que sobrecogió a los vecinos del tranquilo pueblo.
Tres adolescentes: Rosario Isabel Sayete de 15 años, Francisco Valeriano Sánchez de 14 años y Pilar Ruiz Barriga de 15 años, decidieron organizar una excursión a Macastre. Una práctica tradicional por la zona. Pero en esta inocente acampada, los tres jóvenes, perderían sus vidas en extrañas circunstancias.
El cadáver de Rosario Isabel fue hallado el 19 de enero de 1989, en el interior de la caseta de un campesino de Macastre.
El 27 del mismo mes, la Policía localiza en un contenedor de la calle Alcácer de Valencia, un pie amputado que, presuntamente, no guardaría relación con la desaparición de los jóvenes.
El 8 de abril, un campesino, mientras buscaba espárragos cerca de la caseta donde fue hallada Rosario, descubrió el cuerpo sin vida de Francisco Valeriano en un avanzado estado de descomposición.
Los investigadores notificaron que ninguno de los dos cuerpos, mostraban signos de violencia, sin llegar a concluir las causas de la muerte. La Guardia Civil barajó la hipótesis de pudiera tratarse de una muerte accidental tras el consumo de sustancias estupefacientes. Esta tesis estaba influenciada porque al parecer en el barrio de Burjassot, estos jóvenes aprendieron a inhalar benzol, la llamada droga de los pobres en aquella época, y Francisco pasó un tiempo en un reformatorio. Estas declaraciones, en ningún momento, contribuyó a tranquilizar a los familiares ni a los habitantes de Macastre. Para las personas que vieron los cuerpos, su opinión era distinta, alguien asesinó a los jóvenes. Y de ser así, el homicida continuaba libre, y lo más inquietante era que Pilar Ruiz continuaba desaparecida.
La incertidumbre se adueñó de la vida del tranquilo pueblo de Macastre y sus alrededores, hasta que una llamada anónima a Protección Civil, a mediados del mes de mayo, denunció con nombre y apellidos al individuo que, presuntamente, arrojó el cadáver de una joven en una acequia de Turís. Inmediatamente detuvieron al sospechoso. El sospechoso fue interrogado, quedando libre por falta de pruebas.
Cuando la Guardia Civil se desplazó al lugar indicado por la llamada anónima, se encontraron con un escenario dantesco, un cadáver descuartizado, con el rostro desfigurado pero que podría pertenecer a la menor desaparecida, y al que le faltaba un pie y una mano.
El Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, tras un minucioso estudio de los restos humanos, confirmo el trágico hallazgo de que el cuerpo, desdichadamente, pertenecía Pilar Ruiz, y que fue descuartizado con una sierra eléctrica. Rápidamente, la Guardia Civil, relacionó el hallazgo del pie amputado en Valencia. Comprobando posteriormente que era a ella a quien correspondía.
«Para mi familia, mi hermana está desaparecida, pero no muerta. El cuerpo de Pilar estaba irreconocible, y además tenía una cicatriz en la pierna que no vimos en el cadáver«, manifestó Felisa Ruiz al diario Las Provincias en 1997, cuando fue requerida para el reconocimiento del cuerpo.
Las hipótesis más aceptada fue que los tres jóvenes fueron asesinados. Según ésta, Rosario y Francisco, fueron obligados a consumir drogas hasta su muerte. Pilar, fue sometida violentamente y posteriormente descuartizada. Las razones, son una incógnita a día de hoy. El autor o autores del crimen continúan sin ser identificados.
Debido a la falta de medios económicos de los padres de las víctimas, nunca pudieron solicitar reiniciar la investigación, nuevas autopsias, pruebas de ADN.
Pero tres años después, a tan solo una hora del lugar donde murieron los jóvenes del caso Macastre, se produce un terrible crimen conocido como el caso Alcàsser. Las similitudes entre los crímenes son evidentes. Se barajó la posibilidad de que los dos responsables del asesinato de las niñas de Alcàsser, estuvieran relacionados con el homicidio del caso Macastre. Pero no hubo forma de probarlo.
Sin embargo, a pesar de que la misma Guardia Civil admite que se trata de una «zona sensible» a la aparición de cadáveres, descarta la existencia de algún tipo de cacería humana o de que un psicópata que merodee la zona, sea el autor de los cuerpos que en los últimos 20 años han aparecido por la misma.
Desdichadamente, para los familiares y amigos, nada ha podido demostrarse y con ello, la angustia de estos, nunca ha sido aliviada, solo les ha quedado la resignación por las pérdidas de sus seres queridos.