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Posiblemente la necesidad de racionalizar lo inexplicable ha conducido al hombre a formular teorías que, si bien podrían estar fundamentadas, en la mayoría de los casos parece solo un intento de justificar lo injustificable y darle carpetazo al asunto.
La historia está llena de casos que al no poseer un comportamiento o explicación acorde con lo establecido en la ciencia, se le califica de fenómenos paranormales.
La telepatía, la clarividencia, las premoniciones, las experiencias cercanas a la muerte o los poltergeist, estarían incluidos en esa clasificación.
Fenómenos que, debido a su espontaneidad, son difíciles de producir en un laboratorio para su investigación, pero que se han testimoniado desde tiempos remotos en todas las culturas del planeta.
Sin embargo, se han empeñado en convencer a la sociedad de que dichas anomalías son provocadas por estados alterados de conciencia, sugestiones de la persona que la experimenta, es decir, un producto de nuestra mente.
Expresándolo de esta forma, simplifican y restan importancia al fenómeno sin concederle un reconocimiento científico oficial, desacreditando los casos, sus investigaciones y a sus investigadores.
Y la pregunta que uno se hace es… ¿Acaso no es igual de asombroso aceptar que la mente pueda ser el desencadenante de esos fenómenos?
La ciencia establece un vínculo entre mente y fenómeno – una causa efecto – para explicar dichos fenómenos. A su vez reconoce públicamente que muchos otros no tienen una explicación científica y no está causado por ningún tipo de enfermedad, lo que nos lleva a una situación paradójica entre la explicación y la negación de esos fenómenos…

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Oficialmente o desde que han permitido que tengamos acceso a esa información, hace más de cien años que los fenómenos paranormales han sido objeto de estudios.
En 1882, tanto en Inglaterra como en Norteamérica, casi simultáneamente, se fundaron Sociedades para la Investigación Psíquica, formadas por científicos y eruditos de la época para el estudio riguroso y crítico de estas fenomenologías.

    Miembros fundadores de la Society for Psychical Research (Inglaterra 1882)
Miembros fundadores de la Society for Psychical Research (Inglaterra 1882)

 

Dichas sociedades fueron organizadas en pequeños comités a las que se les asignaban a cada uno de estos una especialidad distinta y que hoy lo conocemos como unidades multidisciplinares, con la finalidad de contemplar y analizar los fenómenos desde diferentes puntos de vistas.
Tenemos que tener en cuenta que todo este proyecto se desarrollaba en un contexto nada propicio para ello, estamos hablando del siglo XIX, una época marcada por la moda espiritista.
Este fue uno de los inconvenientes que tuvieron que sortear estos investigadores, la parafernalia del fenómeno espiritista de la época ponían en riesgo sus estudios y su reputación.
Algo que parte de la comunidad científica más ortodoxa aprovechaba para denigrar el proyecto que esos investigadores colegas suyos realizaban. Una actitud que actualmente no ha cambiado mucho.
Pese a todo, las investigaciones siguieron su curso inalterable consiguiendo avances importantes en la materia. Algunas de las obras surgidas de las mismas llevaban títulos tan sugerentes como: Los fantasmas vivos, en la que se sentó las bases del estudio parapsicológico. Recordar una vez más que hablamos del siglo XIX.
Se elaboró un insólito Censo de Apariciones, registrándose en éste más de 17.000 respuestas, demostrando que el fenómeno era más habitual de lo que generalmente se pensaba.
Estos comités desarrollaban análisis de fenómenos tan variopintos como: la telepatía, la hipnosis, los fenómenos espiritistas y las experiencias en el momento de la muerte… así como la influencia que la mente pudiera ejercer en esos casos.
En 1889 se crea el término parapsicología, definiéndose como «la ciencia de los fenómenos que desbordan el curso normal de la vida psíquica
Si hace más de cien años, se realizaban y llegaban a este tipo de conclusiones, y con los medios disponibles de antaño ¿no es extraño que actualmente sigamos sin esclarecer la naturaleza de estos fenómenos?

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La mente humana continúa siendo un verdadero reto para la ciencia. Pero la disponibilidad de visualizar el cerebro a través de instrumentos científicos, minimiza lo asombrosa que es y tendemos a pensar que ya está todo, o casi todo investigado, sin percatarnos de que lo que estamos contemplando no es la mente, sino el órgano que hace posible esa facultad… nadie ha visualizado la mente.

Su complejidad es comparable a la del Universo, del que solo conocemos una mínima parte de la inmensidad que guarda. Y aun así, suelen aparecer nuevas teorías que nos obliga a replantearnos ese conocimiento.
Con el estudio de la mente, ocurre lo mismo. Conocemos que determinadas personas pueden utilizarla para lograr objetivos inalcanzables para muchos, y esto, causa admiración por la mayoría que lo considera un don exclusivo de ciertas personas.

Sin embargo, y a raíz de esos estudios, esa facultad, parece residir innata en todos nosotros, sólo que no se llega a desarrollar. El motivo o los motivos, son consecuencia directa de nuestro modelo educativo; el cual define a la mente como algo que nos permite vivir dentro de la cordura, asimilándolo ya desde nuestra infancia, como una ley inviolable.

funciones-hemisferios-cerebralesHasta finales del siglo XX, las personas que involuntariamente eran protagonistas de estos casos paranormales o que sus comportamientos fueran excéntricos eran consideradas enfermas mentales.

En ocasiones sí que eran provocadas por trastornos mentales del individuo que imaginaba el fenómeno, y en otras, eran fraudes simplemente. Pero en el resto de los casos no habían explicaciones.

Y además, existía un interés añadido por la psiquiatría convencional y el tándem formado por médicos y farmacéuticos en considerar que la causa de todo este fenómeno estuviera provocada por una enfermedad psicológica susceptible de ser tratada mediante el uso de medicamentos.

Una situación que en los años noventa cambió parcialmente debido principalmente a una sensibilidad cultural distinta en la que se contemplaba otras teorías diferentes de las convencionales propiciando investigaciones acordes a ese «nuevo enfoque.»

Actualmente la información que nos llega es mínima, sospechando que nos ocultan, como es habitual, los resultados de dichas investigaciones.

CONCLUSIÓN…

Solo he arañado, en este breve artículo, la superficie de un enigma que nos acompaña desde nuestros orígenes. Un enigma que hay un sector interesado en que continúe siéndolo para prolongar el negocio que hay montado tanto a nivel científico como seudocientífico y que son los únicos beneficiarios de ello.
Se produce una letal dualidad en la que una parte nos quiere como enfermos crónicos y por otra, creyentes incondicionales, ya que ambas situaciones les genera lucro.
Nada es tan simple ni tan extraño como nos quieren hacer creer. La mente puede ser un concepto abstracto pero quien la origina es un organismo tangible y lo que nos transciende es nuestra propia naturaleza que es el verdadero enigma.
Muchas cosas no alcanzamos a entenderlas y otras están etiquetadas por nuestro modelo cultural encargado de limitar la transcendencia de cualquier tema fuera de esa clasificación impuesta.
En el pasado, filósofos, científicos y escritores aludían a esa facultad que la mentalización ejerce sobre nuestros deseos para lograr un objetivo en nuestras vidas. Solo que ellos creían que la mente residía en el corazón y por ello en sus escritos y reflexiones utilizaban dicha palabra cuando realmente se estaban refiriendo a la mente.
Como podemos ver, siempre se ha tenido esa percepción de que existe una fuerza o energía impulsora, implicada en cualquiera de las acciones extraordinarias que el hombre ha producido o de la que ha sido testigo.
Las redes sociales se encuentran inundadas de frases con ese contenido casi a diario. Pero no pasa de ser poco más que un objeto banal y decorativo.
Creo que no somos conscientes de lo trascendental que es reconocer que nuestra mente sea capaz de causar esos u otros tipos de fenómenos.

Sistemáticamente se resta importancia a la fenomenología paranormal, ridiculizando con frecuencia al fenómeno y a sus investigadores.
En la mayoría de los casos, los fenómenos se producen de forma espontánea e incontrolable, como si estableciéramos, sin pretenderlo, una conexión con un campo psíquico más allá de nuestra realidad material.
Algo que hace teorizar, a determinados investigadores, que pueda existir una dimensión adicional de la realidad. En un universo en el que todo estaría interconectado.
En las últimas décadas, la colaboración entre parapsicólogos y físicos ha abierto una vía interdisciplinaria favoreciendo nuevas teorías y la contemplación de estos y otros fenómenos, desde puntos de vista distintos, logrando obtener una comprensión global de la naturaleza del mismo.
Pero para que todo esto consiga el resultado deseado, es necesario que cambie la conciencia de aquellos que nos gobiernan.
Una tarea que nos parece muy difícil, puesto que los poderes fácticos no estarán jamás dispuestos a renunciar al sistema implantado.
Dependerá más de cada uno de nosotros, cambiar dicha situación y colaborar con nuestro espíritu crítico para hacer posible la verdadera revolución: la de nuestro interior.

Y para cerrar, una frase de Alexis Carrel, biólogo, médico e investigador científico, que nos invitará a reflexionar:

«De todas las cosas que el hombre conocerá, la última probablemente será él mismo»

Nada cambia sin un factor que lo haga posible, y una de las principales causas responsable de cualquier tipo de cambio es la acción.

Y la demostración de ello la podemos hallar observando a nuestro alrededor todo lo que hemos construido, y también destruido, para llegar al punto en el que nos encontramos como civilización. Nada hubiera sido posible sin nuestras acciones pasadas.

Salvando aquellas alteraciones originadas por situaciones imprevistas e incontrolables, el resto, son consecuencias de la acción directa del hombre.

Una actividad humana que, en los últimos siglos, ha sido determinante sobre el medio donde vivimos, y que está provocando, contra natura, una nueva era sobre el planeta cambiando su curso natural.

Instaurando progresivamente un modelo de vida exclusivamente capitalista y la ausencia, cada vez más evidente, de libertades y derechos sociales.

En el año 2000, Paul Jozef Crutzen, un químico neerlandés, ganador del premio Nobel de química, asistía a una conferencia:

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Bienvenidos a:

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Comencemos por el principio, respondiendo a una pregunta que, sin duda, si habéis leído hasta aquí, os habréis formulado: ¿Qué es el Antropoceno? y ¿Qué tiene que ver con la introducción?
El Antropoceno no está considerado como un término oficial por una parte de la comunidad científica. Para ellos la humanidad se encuentra en el Holoceno (podéis clicar en la palabra para más información).
Pero Crutzen tiene otra tesis: estamos en la era del Antropoceno, ya que es el hombre el causante directo de esa nueva era geológica.
Puede parecernos un calificativo rebuscado o ficticio, pero todo lo contrario. Es un vocablo de origen griego que viene a significar «hombre nuevo«, aunque en este caso no sea sinónimo de mejor.
Pero volvamos al tema principal.
El Antropoceno se inicia a finales del siglo XVIII, a partir de la revolución industrial en Inglaterra.
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Este proceso produjo una transformación a nivel social, tecnológico y económico, que cambio por completo el paradigma de la vida llevada a cabo hasta ese momento.
La construcción de edificios ubicados en una zona determinada para realizar una actividad concreta, conocido por todos con el nombre de fábricas, y la aparición de la máquina, causaría un replanteamiento general en la obtención de los recursos necesarios para la vida.

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Como consecuencia de ellos, la mayoría de las poblaciones rurales migrarían hacia las ciudades en detrimento de los pueblos.
La dueña de esos medios de producción era la burguesía introduciendo un modelo capitalista que, a partir de esa revolución industrial, inicia un proceso irreversible, consolidándose y extendiéndose por el mundo.
Todas esas personas, similar a la situación actual, se encontraron progresivamente sometidas a un horario y a un salario que limitaría su vida a todos los niveles.
Causando, a su vez, un acelerado crecimiento demográfico con el consecuente incremento del consumo, y una actividad cada vez más frenética en las fábricas provocando un aumento de la contaminación de nuestra atmósfera.
La hegemonía del sistema capitalista, dueña de los medios de producción y sus políticas erróneas, son las principales culpables de las desigualdades sociales que hemos soportado y seguimos sufriendo.
Este método nos ha llevado a una necesidad de obtención de recursos insaciable para producir riquezas que va directamente a esas élites. Sin ningún tipo de escrúpulos.
Según datos extraídos de un informe realizado por Greenpeace España: En nuestro país se vierten al agua cerca de 2 millones de toneladas contaminantes anualmente, y tenemos el estuario más contaminado del mundo por metales pesados; el de Río Tinto en Huelva.

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La contaminación atmosférica provoca 20.000 muertes prematuras en España al año, estableciendo un vínculo entre estas zonas más contaminadas y los casos de mortalidad por cáncer.

La ropa que llevamos, algo que gran parte de la población desconoce, contiene sustancias tóxicas y en nuestra sangre hay detectadas 300 sustancias químicas que no tenían nuestros abuelos.

Las extracciones de las compañías petroleras en aguas marinas, en su afán desmedido por la localización de este oro negro, cada vez perforan más profundamente causando daños irreparables sobre los ecosistemas marinos, la flora y fauna asociadas a ellos.

Por otra parte las extracciones de carbón realizadas por las compañías mineras, desde los años ochenta, han hecho desaparecer unas 470 cimas del planeta y los residuos generados han cegados los ríos colindantes.

Y esta situación no es actual, hace más de un siglo que la actividad humana está produciendo nuevos materiales sin que se conozcan la forma de actuar en términos ecológicos, por lo que una gran parte de esos residuos que se han vertido no son degradables por procesos naturales.

Eso quiere decir que posiblemente dejaremos un planeta convertido en un gigantesco basurero y prácticamente inhabitable.

Los expertos están totalmente convencidos de que estamos dejando una huella ecológica que permanecerá durante millones de años, aunque nuestra especie desaparezca, reforzando la teoría del Antropoceno.

Al principio la falta de conocimientos era una excusa, pero actualmente conociendo las consecuencias seguimos generando más basura y provocando accidentes ambientales.

El crecimiento de la pobreza por las guerras, provocadas gran parte de ellas por occidente y los desastres climáticos, desplazará a millones de seres humanos por la supervivencia a las zonas industrializadas del mundo.

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Según datos difundidos por ACNUR, por primera vez desde la II Guerra Mundial se han superado los 50 millones de refugiados y la cifra exacta a fecha del año 2013, es de 51,2 millones de personas.

En el 2015, esta cifra ha aumentado en 65,3 millones de personas desplazadas por la fuerza en el mundo. (Al final del artículo os dejo un link con el PDF de dicha información).

Y por si no fuera suficiente, todas estas inmigraciones descontroladas pueden provocar un problema añadido y es el impacto a nivel cultural que originaría guetos y situaciones hostiles de intolerancia. Así como la expansión de nuevas enfermedades causando una crisis sanitaria de efectos catastróficos.

Cerrándoles las fronteras solo establecerá una tregua a lo que verdaderamente está por venir. Cuando esas personas solo busquen sobrevivir, no existirán fronteras. Y la intervención bélica será la alternativa a un drama humano que una parte de este planeta ha infligido a la otra siendo los responsables de la situación.

Es incuestionable llegar a la conclusión de que la mayoría de lo que nos acontece se produce por la acción directa del hombre y, precisamente en eso, consiste la teoría de la Era del Antropoceno.

Pero son situaciones evitables, por mucho que nos quieran convencer de lo contrario. La guerra es una de ellas. El hambre también.

Al año se tiran 9 millones de toneladas de comida con la que se podría alimentar a toda la población del mundo…que más se puede decir.

Conclusión…

Después de toda esta exposición, es inevitable pensar que toda la presión a la que estamos sometiendo al planeta nos conducirá, en un futuro próximo, a una situación límite.

Posiblemente a un cambio climático acelerado, a la extinción de diferentes especies, a la contaminación de nuestro medio ambiente… Y si añadimos el consumo insostenible, al ritmo frenético impuesto por el capital, el destino no puede ser otro que el de nuestra extinción.

Sin embargo, y tal vez porque la edad me haya cambiado las perspectivas de la vida o porque una de las pocas neuronas que tenemos los hombres se esté desmadrando, no creo en ese destino.
Desde mi punto de vista el objetivo no es ese. A pesar de todos estos datos terribles y corroborados por fuentes reales, estoy convencido de que en la agenda de esas élites que nos gobiernan, en las sombras, está marcada una fecha para frenar toda esta debacle.

Es insensato pensar que no son conscientes de lo que están provocando. Al igual que es erróneo creer que no piensan en el futuro, puesto que nos siguen gobernando las mismas familias acaudaladas y asentadas en ese trono que ostentan, y que son los causantes de todo lo que nos sucede.

También podemos pensar que la mayoría de los datos conocidos están manipulados o son falsos.

Pero de lo que estoy plenamente convencido es de que utilizan la inseguridad y el miedo con el que vivimos para establecer un nuevo orden. Con las bases del feudalismo, pero maquillado con el nombre de democracia.

Las pruebas que argumentan todo esto las podemos obtener viendo las políticas sociales impuestas, la precarización de los salarios, la inflexibilidad del horario laboral… El encarecimiento y privatización de recursos naturales y esenciales, como el agua, la luz y el gas, en manos de corporaciones privadas.

Todas estas acciones premeditadas están causando profundas desigualdades entre clases, eliminando a la denominada clase media por otra que algunos ya denominan la de los «vulnerables». Una nueva sociedad de bajo coste y sin futuro alguno.

No ocurrirá nada que no tengan previsto, salvo que el planeta actuase como un ente vivo y se sacudiera de encima a todos esos insectos que les molesta, es decir a nosotros los humanos.
Desde luego es una reflexión personal, pero no admitir que está sucediendo sería dar la espalda a una situación que vivimos diariamente.

A una realidad que podemos ignorar, pero que si no reaccionamos… jamás podremos evitar.

 

Autor: Pedro Segura https://llenodestrellas.com/

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FUENTES CONSULTADAS:

Aquí tenéis las fuentes consultadas vinculadas por si queréis obtener más información sobre el tema: