Cuando el fenómeno incurre en las personas, las posibilidades de fraude se elevan a su máximo exponente. Durante años, personas que se autodenominaron videntes o médiums, personas que dijeron estar poseídas, familias que testificaron que en sus casas se originaban fenómenos extraños los famosos «poltergeist» utilizando un término anglosajón, los estigmatizados, etc., la mayoría han resultado ser fraudulentos. Han sido descubiertos, después de las investigaciones oportunas para determinar la causa del origen de estas fenomenologías. El hecho de que la mayoría de los casos fueran engañosos creo que arroja una lectura con doble significado. Me explico, por una parte se descarta automáticamente los que son simulaciones, y ¿que nos queda?, ese resto que están en el orden de inexplicados, al menos con los conocimientos actuales, y se le pueden conceder la categoría de enigmas. Pues de eso se trata, de presentar esos casos que por su naturaleza no son explicables. Que desafían ciertas reglas establecidas, tanto en el ámbito científico como en el antropológico, siempre teniendo presente que algún día avanzaremos en el conocimiento, y estos casos paranormales puedan dejar de serlo y tengan una explicación razonada.
NINA KULAGINA
Este, es uno de esos casos inexplicables, personificado en una mujer de origen ruso que alegaba poseer poderes telequinéticos, su nombre: Ninel Sergeyevna Mikhailova, nacida en Leningrado (hoy San Petersburgo) el 30 de julio de 1926, conocida como Nina Kulagina.
Antes de abordar directamente el tema, viajaremos en el tiempo y nos detendremos especialmente en una fecha: 1941, y en un mes, junio. Esta data imagino que marcaría para siempre a una joven Nina, tenía 15 años cuando en junio de 1941, el ejército alemán iniciaron la ofensiva contra la URSS y su ciudad natal, Leningrado, fue sitiada el 8 de septiembre de 1941. Conocido como el de los 900 días (en puridad 872). Durante ese periodo el ejército alemán, sometió a la población a la más dura lucha por la supervivencia, le privaron de la electricidad, del suministro de agua, los bombardeos se producían constantemente, el hambre desencadenó uno de los actos más terrible por esta lucha por la supervivencia: el canibalismo. En este contexto la joven Nina maduró forzadamente, se alistó forzosamente, como el resto de jóvenes, en el ejército, junto con su hermana, hermano y padre, para luchar contra los alemanes. Nina, sirvió en una división de carros de combate como operadora de radio, en el escuadrón de blindados nº 71, especialmente en los legendarios T-34, considerados el mejor tanque de la II Guerra Mundial.
Nina, demostró siempre un gran valor en primera línea de fuego y fue gravemente herida por la artillería nazi en enero de 1944, esto le hizo merecedora de una medalla al valor, y de un ascenso a sargento mayor. Cuando Leningrado fue liberada, habían fallecido más de 1.200.000 habitantes de un censo de 3.000.000 de habitantes que vivían en la ciudad.
Finalizada la II Guerra Mundial Nina Mikhailova se casó con Viktor Vasilievich Kulagin, un ingeniero naval del Báltico, miembro del Partido Comunista, adoptando su apellido de casada. Fue madre con premura y tuvo tres hijos.
En 1963, es víctima de una crisis nerviosa y es ingresada en el hospital de Leningrado. Durante su hospitalización es cuando sus supuestas capacidades extrasensoriales se hacen públicas. Para distraerse cosía, y las enfermeras se percataron de que era capaz de localizar las madejas de hilo del color que necesitaba con la mano en el cesto de costura sin la necesidad de mirar. Este hecho se extendió entre el personal hospitalario catalogando a aquella paciente de «especial».

El Dr. Leonid Leonidovich Vasiliev, Jefe del Departamento de Fisiología en la Universidad de Leningrado, investigaba el fenómeno de la Percepción Dermoóptica (DOP), presunta capacidad extrasensorial de percibir información, colores o formas a través de la sensibilidad epidérmica. Alguien le habló de aquella paciente «especial» del hospital. El prestigioso fisiólogo se interesó por Nina a la que sometió a rutinarias pruebas para determinar las supuestas capacidades paranormales. Pero Vasiliev se encontró con algo inesperado y más complejo.
Ante esta imprevista situación, decidió profundizar en el terreno personal y realizó entrevistas en casa del matrimonio Kulagin, describiéndole estos, las anomalías que Nina producía especialmente cuando era víctima de algún brote de ira. «Las cosas se mueven o se rompen solas», le aseguraba su esposo.
En uno de sus informes dijo de Kulagina: «Durante mis 30 años de investigación en el campo de lo paranormal, jamás he visto nada parecido«.
El Dr. Vasiliev después de numerosas pruebas en el laboratorio de la Universidad de Leningrado y descartando la posibilidad de fraude, o al menos él no pudo detectarlo, se atrevió a jugarse su credibilidad y prestigio académico, dando a conocer el caso.
Nina Kulagina fue presentada a la comunidad académica en enero de 1964, durante la celebración de un congreso de médicos y científicos en Leningrado.
Vasiliev murió en 1966, y su colega el Dr. Zdenek Redjak, psicólogo e investigador del Instituto Militar de Praga, tomó el relevo.
Redjak Introdujo en Occidente el neologismo «psicotrónica», el cual remite al estudio interdisciplinario de las interacciones entre la materia, la energía y la conciencia.
A partir de su presentación en aquel congreso de 1964, Nina Kulagina fue sometida a todo tipo de pruebas, neurológicas, físicas, electromagnéticas, médicas, experimentos de hipnosis, cámara Kirlian, psicotrónica, psicoterapia motivacional, se convirtió en un ratón de laboratorio para los investigadores soviéticos y llegados de todo el mundo. Se realizaron pruebas en más de 25 laboratorios diferentes. Los resultados de los exámenes resultaban irrebatibles, Kulagina estaba dotada de poderes psíquicos extraordinarios.
Pero la relación que parte de la población establecía sobre los poderes con la capacidad de hacer «milagros» no agradaba al régimen político de la URSS. Otra parte sugirió que Nina se estaba burlando de todos, que utilizaba trucos de ilusionista, o tal vez aún tuviese algún trozo de metralla magnético en su cuerpo. Todo esto a pesar de las pruebas antes referenciadas, exigieron a los investigadores ser más inexorables en sus nuevos controles.
Nina sufrió un nuevo calvario, las ropas de Kulagina, la mesa y la silla de los experimentos, eran examinadas minuciosamente por los científicos, intentando detectar imanes escondidos. El cuerpo de la psíquica fue radiografiado con rayos X para detectar restos de posible metralla alojados en su cuerpo. Para las pruebas de telequinesis se utilizaron objetos de vidrio, cerámica, oro, plástico, etc. Entre cada serie de pruebas era examinada físicamente.
Lo que sucedió entre aquellas paredes, durante los últimos años de crueles pruebas era simplemente increíble. Kulagina no solo podía mover sin contacto objetos, sino que también poseía toda una diversidad extraordinaria de capacidades psíquicas. En los informes que emitieron se habla de experimentos de telepatía, de clarividencia, dermo-optica, psicofotografía, pirogénesis. En filmaciones en vídeo de esos experimentos, podía observarse como provocaba quemaduras con el contacto de sus manos, o a separar, en un recipiente de laboratorio, la yema de la clara de un huevo en una solución salina, a dos metros de distancia.
A pesar de estas capacidades extraordinarias de Nina, las intensas sesiones de experimentación y las asombrosas demostraciones, comenzaron a producirle un manifiesto detrimento físico. En algunas sesiones el pulso de Kulagina llegó a alcanzar las 240 pulsaciones. Antes y después de cada sesión era pesada, y lo habitual era que perdiese entre 500 y 700 gramos, pero algunas fuentes aseguraban que llegó a perder hasta 2 kg en una sola sesión. En los controles electroencefalográficos, el estado emocional de Nina experimentaba variaciones muy fuertes, y también se detectaba niveles muy altos de azúcar en sangre. Se quejaba de fuertes dolores en la columna vertebral, pérdida de visión, etc. Su sistema endocrino se vio alterado, y desde entonces sufrió dolores en brazos y piernas, falta de coordinación y vértigos. La salud de Kulagina se resentía.
El Dr. Y.Terletsky, catedrático de física teórica en la Universidad de Moscú decretó; «La señora Kulagina posee una forma de energía que no conocemos». La magnitud del fenómeno hacía imposible mantener el mismo en secreto. Las filmaciones de Nina moviendo pequeños objetos en el interior de una urna de cristal fueron proyectadas en el I Congreso de Parapsicología de Moscú, y veloz cruzaron el planeta. A partir de 1970, investigadores occidentales mostraron su interés por investigar el caso. A pesar de las restricciones que el Kremlin imponía algunos investigadores y en particular a los norteamericanos, se concedieron autorizaciones para entrar en la URSS, incluso a norteamericanos que consiguieron autorizaciones para realizar algunos experimentos con Nina Kulagina. Y fue uno de estos investigadores norteamericanos el Dr. Herbert Benson un célebre cardiólogo quien pudo sentir el poder de Nina. El Dr. Benson escribió: «Tomó una de mis manos con la suya y después de un minuto comencé a sentir un profundo malestar físico y necesité apretar los dientes y darme en la cabeza con la mano libre para sobrellevar la experiencia. Creo que soporté entre cuatro y cinco minutos, posteriormente caí involuntariamente en un sofá. Pasaron algunos minutos hasta que pude recuperarme y ver el área quemada de mi mano. Estaba dolorida al tacto, de un color rojo y ligeramente hinchada. Como si hubiese sido expuesta al fuego. En mi caso la quemadura solo desapareció después de ocho días«.
Un año más tarde, el Dr. Jürgen Keil, de origen alemán, consiguió un permiso para visitar a Kulagina, quien le invito a cenar en su propia casa pudiendo filmar durante la cena varios experimentos.
Debido la censura que rodeaba el caso y las dificultades que las autoridades soviéticas ponían para llegar hasta Kulagina, a los investigadores occidentales, comenzaron a alzarse voces escépticas y en 1976 se funda oficialmente el CSICOP y el movimiento de detractores profesionales de lo paranormal.

Nuevas investigaciones realizadas en otoño de 1977 hizo que el matrimonio Viktor y Nina Kulagina viajara a Moscú al Instituto de Química y Física de la Academia de Ciencias de la URSS. No sería la única ocasión que se trasladaran a Moscú, ya que lo fueron haciendo asiduamente hasta 1984. Durante esa época Kulagina sufrió un ataque al corazón que estuvo a punto de costarle la vida, todo apuntaba a que había sido causado por la tensión física y psicológica que sufría durante ciertos experimentos.
En esta misma etapa se realizaron estudios sobre la influencia de Nina sobre varios grupos de ratones, a los que se había inoculado alguna enfermedad por vía subcutánea. Y una vez más, según aseguran los informes, demostró que podía influir con su pensamiento en organismos vivos. Estos ratones inoculados, y sometidos a lo que se denominó la «terapia Kulagina» sobrevivían hasta 10 día más que el grupo que no era tratado por la psíquica. Al parecer también se experimentó en individuos humanos, que sufrían procesos inflamatorios, migrañas, heridas, cortes y algunas enfermedades de órganos internos, estos, una vez tratado por Nina, apreciaban una mejoría en sus padecimientos.
En 1982, el Gran Hakobyan, uno de los ilusionistas más famosos y queridos de la historia rusa, fue invitado por el Dr. Gulayev a participar en algunos de los experimentos más ambiciosos con Kulagina. Consistía en alterar o dispersar un rayo laser proyectado sobre una pantalla de gas. El popular ilusionista no supo explicar lo que ocurrió en aquel laboratorio de física.

Foto: wikipedia
En 1985, Mijaíl Gorbachov es elegido Secretario General del Partido Comunista, y con él llega la Perestroika (Reestructuración) de la política interna y externa de Rusia.
En 1987, comienzan una nueva sucesión de experimentos con Kulagina en Leningrado, a iniciativa del Dr. L. Wolf, jefe del departamento de Fibras Químicas del Instituto Textil y de la Luz de la ciudad. Pero es en este mismo año y después de esta sesión de experimentos, cuando se paralizan las investigaciones científicas sobre Nina Kulagina. Amparado en el aperturismo de la Perestroika, el autodenominado Movimiento Escéptico Organizado (MEO) había llegado a la URSS, y en una revista llamada «El hombre y la ley» se publica un artículo muy agresivo acusando a Nina Kulagina de ser un enorme fraude, que durante más de 25 años había conseguido engañar a físicos, químicos, psicólogos, parapsicólogos, ilusionistas, calificándolos a todos como una pandilla de crédulos, ignorantes, burlados por una estafadora sin escrúpulos.
Ante las imputaciones, injurias e infamias que se vertieron sobre ella, Kulagina interpuso una denuncia contra la publicación, con la finalidad de llegar hasta las últimas consecuencias. A esto se denominó el «Caso de la Telequinesis». Algo insólito en la historia de la parapsicología, ya que fue la dotada Ninel Sergeyevna Kulagina, la que interpuso la denuncia contra quien le acusaba de fraude, con la disposición de someter a la Justicia la decisión de si sus capacidades era o no genuinas.
El 14 de diciembre de 1987 se celebró la primera vista, en el Salón de la Corte Popular de Dzerzhinshy, distrito de Moscú. Durante las sesiones del juicio, los interrogatorios fueron acalorados, y el debate apasionado. La parte acusada defendían el artículo publicado en la revista, incluso llegaron a poner en duda la participación de Kulagina en la II Guerra Mundial y sus honrosa condecoraciones, acusándola de que en 1961 había sido acusada de abuso de confianza y fraude por parte de algunos vecinos de su comunidad, y de haberse quedado con el dinero de comisiones vecinales. Sin embargo resultó demoledora la confesión de que ni el autor del artículo, ni el editor, habían investigado jamás a la supuesta falsaria que denunciaban. Los testimonios de los científicos que si habían investigado a Nina fueron demoledores, aunque la mayoría de ellos prefirieron guardar silencio antes de convertirse en objeto de burla por defender algo tan aparentemente irracional, como los poderes de Kulagina. Pero algunos de los académicos más relevantes, con un curriculum que nadie podría cuestionar, se atrevieron a ofrecer un testimonio irrebatible, como el Dr Kobzarev, un héroe nacional en la URSS y padre del radar ruso, el Sargento A.M. Kibrik, jefe de estación de radio durante el asedio nazi a Leningrado y superior de Kulagina, que ratificó la historia de su herida en combate y sus merecidos honores militares.

Finalmente la Corte de Distrito condenó a los demandados a «escribir una refutación en el plazo de un mes desde la fecha de promulgación de la presente sentencia, por haber causado la insulta de las acusaciones de fraude y charlatanería». La revista apeló al Tribunal Municipal de Moscú, pero volvió a perder. El 26 de enero de 1988 el Tribunal Municipal confirmaba la sentencia condenatoria de la Corte de Distrito. Nina Kulagina no era la charlatana fraudulenta que pretendían los escépticos.
Para Nina Kulagina, apenas hubo tregua en su vida. Siendo una adolescente le sorprendió una cruel guerra, padeciéndola en primera persona y sobreviviéndola de la única forma que sabía. Se casó muy joven y rápidamente tuvo hijos. Sufre una crisis nerviosa y es ingresada en un hospital, en donde se percatan de sus facultades extrasensoriales. A partir de ese momento sería investigada científicamente durante 30 años. Incluso después, tendría que sufrir la difamación de una acusación por fraude de movimientos escépticos. Emprende una denuncia que terminaría ganando. Agotada y enferma fallecería dos años después, en abril de 1990.
El vídeo no está traducido, tampoco se puede activar opciones de subtítulos, pero por su valor como documento gráfico encuentro interesante su visionado, además cumple con el dicho de: vale más una imagen que mil palabras.