El silencio dominó la estancia en donde nos hallábamos, cuando aquella persona comenzó a relatarnos su experiencia en un estado de muerte clínica. Logrando lo que no se consigue en un aula, en una conferencia, o en una sencilla reunión familiar: concentración y absoluta atención. Para cualquier otro tema se requiere un sobresfuerzo para concentrarse en lo que nos dicen, pero en este tema de la muerte, cada palabra, descripción, quedan grabadas ¿interés?, no, en mi opinión, miedo.
¿Acaso, hay algo más aterrador que el final de uno mismo y que encima esto sea la única verdad tangible que nos rodea? ¿Expiramos y se acabo? ¿La oscuridad, el silencio, el vacío absoluto y…fin? Organizaremos, planificaremos, preveremos muchas otras cosas, pero de lo que no se tiene duda es que algún día falleceremos sin haberlo previsto. Cuántos de nosotros habremos pensado en esta situación y seguidamente abandonamos la reflexión porque nos produce una angustia terrible de soportar. Y a los pocos minutos, seguiremos con nuestra inercia de vida.
De esto trata el nuevo enigma que presento, de las experiencias que muchas personas han sentido cuando se encontraban muertos clínicamente. Intentar, si es posible, de arrojar una luz entre tanta oscuridad que envuelve a la cuestión. De mitigar la angustia que un hecho ineludible como éste produce en nuestra existencia. De adentrarnos en las investigaciones sobre este enigma y mostrar los resultados sobre el mismo. De leer los testimonios de aquellos/as que han transitado en una zona de nadie y han retornado, qué duda cabe, transformados, cambiados y con un denominador en común: han perdido más el miedo a la vida que a la muerte.
Continuemos, y si es posible…no apaguen la luz.
ECM –Experiencias Cercanas a la Muerte-
Definición de ECM
Desde el punto de vista científico, se pueden definir como eventos psicológicos profundos de personas que han estado a punto de morir o muertas clínicamente y han revertido el proceso. La muerte clínica, y esto es importante de explicar para conceptuarnos en el tema, se produce cuando los signos vitales cesan su actividad, es decir, deja de latir el corazón, desaparece la respiración, el pulso, etc., pero aún siguen vivas las células cerebrales que se encargan de controlar esto, por lo que es posible la resucitación. Y es hasta que el paciente es recuperado, en ese intervalo de tiempo que tan solo puede durar minutos, cuando se produce la experiencia.
Descripción del fenómeno
Las descripciones de todas las personas que la han sufrido son coincidentes en que son proyectadas fuera de su cuerpo y se convierten en espectadores de todo cuanto les están aconteciendo. Ven a su propio cuerpo yacente en la camilla de un hospital, o tumbados en el asfalto, etc., dependiendo de la causa que les origine la experiencia. Todo al parecer precedido de un zumbido, algo como DDDDDDDD. Posteriormente, sienten una apacible calma, no sienten daño alguno, se sienten liberados totalmente con un júbilo que les desborda por completo su ser, y una luz cálida que les envuelven en forma de túnel transmitiéndoles una incomparable sensación de paz y bienestar.
Según los testimonios, en el tiempo en que experimentan esta situación, nunca se hallan solos. Se encuentran con amigos o familiares difuntos que parecen ir a su encuentro. Ven una presencia o escuchan una voz estableciéndose un diálogo sin palabras. Esta voz o presencia conoce todo sobre ellos. Algunas personas manifiestan que ven proyectadas una sucesión de imágenes que corresponden a momentos resumidos de su vida. En este «viaje» se encuentran con un obstáculo en forma de puerta o una pared que les hace tomar conciencia de que aún no es el momento, de que no están muertos y se produce el regreso. En la mayoría de los casos, la experiencia es placentera, aunque también existe una minoría que tienen experiencias negativas.
Siempre, haciendo referencia a lo que dicen los testimonios, «regresan» transformados. Han comprendido que tienen una función determinada que desarrollar. Y que, aunque el cuerpo perezca, la energía, que según ellos residen en cada uno de nosotros, continúa viva analizando todo lo que aprendimos en nuestra existencia física.
Para ilustrar el relato que estas personas hacen de su experiencia, podríamos aludir a Antonine Lavoisier, que fue el padre de la química moderna y que dijo: «La materia (energía) no se crea ni se destruye, solo se transforma«.
Declaran que han perdido el miedo ancestral que la muerte produce. Ese cambio que posteriormente presentan influye en su entorno social y personal. En muchos casos se producen divorcios, rupturas con lo que hasta entonces les tenían ligados. Pero en ningún momento tienden a rectificar el comportamiento en su «nueva vida» y asumen el coste que ello les representa.
Una parte numerosa, tienden a seguir una vía espiritual, ya que encuentran en esta experiencia la confirmación de su creencia. Otra parte, se decantan por el autoconocimiento ansiando de entender lo sucedido, pues para estos, se les ha abierto una puerta transcendental al conocimiento interior. Otros, deciden atreverse a realizar un cambio laboral, o, a romper esas ataduras autoimpuestas que no le han permitido desarrollar lo que en su interior anidaba, ya que para ellos es una segunda oportunidad. Es por esto que digo en la introducción: que han perdido más el miedo a la vida que a la muerte.
Lo que aquí escribo es un pequeño resumen, ya que existen variantes, de los testimonios de aquellas personas que han experimentado una ECM. Cuando se lee, se visiona o se escucha ciertos testimonios, hacen que te traslades con la imaginación a la experiencia de estos. Lo describen con tanta intensidad que te transmiten el sentimiento que a ellos les significó dicha experiencia. Personas creyentes, ateas, de distintas etnias, en distintos lugares, de distintas edades y de diferentes contextos, narran casi textualmente la misma experiencia, solo tenéis que indagar por internet y visionarlas.
Antecedentes
En 1907, el Doctor en medicina Duncan MacDougall en los laboratorios del Hospital General de Massachussets, realizaba una macabra tarea consistente en pesar a enfermos terminales antes y después de su deceso. Para tal fin, se construyo una báscula altamente sensible donde situaba a dichas personas. MacDougall pudo comprobar que en todos los casos, en el preciso instante de la defunción, el cuerpo experimentaba una pérdida de peso que era registrada por la báscula. El peso que perdía era 21 gramos. Los resultados de dicho experimento, a pesar de lo extravagante que pueda parecer, se publicaron en una revista médica, en donde expuso su hipótesis:
«Partiendo del supuesto de que si las funciones psíquicas continúan existiendo como una individualidad o personalidad separada después de la muerte del cerebro y del cuerpo, entonces tal personalidad sólo puede existir como un cuerpo ocupante de espacio. Y como se trata de un cuerpo separado, diferente del éter continuo e ingrávido, debe tener peso, igual que el resto de la materia. Esa sustancia, obviamente, se desprende del cuerpo en el momento de la muerte, y por lo tanto la pérdida de peso debe ser medible«.

Aunque este experimento estuviera enfocado al aspecto religioso, ya que MacDougall trataba de demostrar que esa pérdida que se producía en los cuerpos de los fallecidos, se debía al abandono del alma de los cuerpos, el impacto mediático que produjo el experimento abrió las puertas a investigaciones similares derivándose hasta lo que hoy conocemos.
Extensión del fenómeno ¿Cómo se hace tan conocido? Algunos autores

Principalmente, la notoriedad que este fenómeno alcanza se le debe a una persona: Raymond A. Moody, Jr. (Porterdale, Georgia, 30 de junio de 1944). Un médico psiquiatra y licenciado en filosofía, que en sus años de estudiante universitario, un profesor suyo le relató una experiencia cercana a la muerte que había tenido. Esta descripción le dejo muy impactado e interesado por el fenómeno. Al cabo de un tiempo, conoció otras personas que habían pasado por experiencias similares, y tomó la decisión de iniciar un estudio sistemático para recopilar las narraciones de estos testimonios y descubrir una base subyacente en todas ellas. Así se gestó un libro: Vida después de la vida, en 1975, donde se recoge el informe sobre un estudio cualitativo en el que Moody entrevistó a 150 personas que habían sufrido una ECM. El Dr. Moody dejaba constancia de ciertos fenómenos cognoscitivos y perceptivos que muchas personas decían haber experimentado mientras se hallaba clínicamente muertas. Elaboró un modelo ideal de ECM a partir de la casuística reunida.
Se vendió más de 13 millones de ejemplares, fue traducido a doce idiomas convirtiéndose en un best seller internacional popularizando el tema de las ECM y también, abriendo vía a otras investigaciones.

Existe otro libro después del pionero libro de Raymon A. Mody, Jr., cuyo título es: «La muerte, un amanecer«. Su autora: Elisabeth Kübler-Ross, nació en (Zurich) el 8 de julio de 1926, fue una mujer extraordinaria, considerada como una de las 100 personas más importantes del siglo XX, su labor, seguía un camino paralelo al tema que expongo. Médica psiquiatra y una de las mayores expertas mundiales en la muerte, fue pionera en el movimiento de cuidados paliativos cuyo objetivo es que el enfermo afronte la muerte con serenidad. Toda su obra versa sobre la muerte y el acto de morir. Defendió fervientemente la idea de que la consciencia sobrevive al fin del cuerpo físico. Su libro supuso la segunda revolución en el mundo de la tanatología. En él hacía hincapié en dos conceptos: El primero, que la consciencia de la persona que muere sobrevive al plano físico, y el segundo, la importancia de perder el miedo a ese momento.
Ella, también tuvo una experiencia «transpersonal«, gracias a la cual y según ella, comprobó las posibilidades de la consciencia y los falsos límites de nuestro paradigma científico y médico mecanicista.
Falleció en Scottsdale (Arizona), un 24 de agosto de 2004. Su legado transformó y cambió los protocolos de trato a los moribundos en hospitales de todo el mundo. Su muerte, al contrario de cualquier estrella mediática, no fue el titular de ningún informativo.

Bruce Greyson, doctor en Medicina y profesor de Psiquiatría, continuando el sendero de Moody, elaboró un práctico criterio de demarcación de las ECM, conocido como escala de Greyson. Ha sido llamado el padre de la investigación en las experiencias cercanas a la muerte.

Pim van Lommel, cardiólogo científico holandés, a partir de 2003 se dedicó a investigar las experiencias cercanas a la muerte y la conciencia, en el 2007 fue autor del best seller «Consciencia más allá de la vida. La ciencia de la experiencia cercana a la muerte.»
Le seguiría una estela de autores que llegarían hasta nuestra época actual, pero para evitar que esto se extienda, con los que aquí expongo cerraré este capítulo. A los autores citados y a los que no relaciono, los trataré posteriormente de forma monográfica porque hay aspectos muy interesantes de ellos y de sus investigaciones, que son necesarios de conocer para llegar a tener un conocimiento del fenómeno más profundo.
Evolución del fenómeno
Después de casi 30 años de investigación, como es lógico y a su vez inevitable, el fenómeno ha evolucionado hacia una dirección distinta a la inicial. Parte de las investigaciones apuntan a que la conciencia puede tener un protagonismo que explique parte de este fenómeno, ya que para que los afectados por estas situaciones de ECM, pudieran contarnos los que les había pasado, algún tipo de conciencia debe de haber estado presente. A lo que nos lleva a una nueva pregunta: ¿Qué es la conciencia?
No existe ninguna definición consensuada de la conciencia. La conciencia es en sí un verdadero enigma, tanto a nivel filosófico como a nivel científico. Del latín cum = con y scientia = conocimiento, que significaría el conocimiento que tiene alguien de su propia persona, y de lo que lo rodea. Esta, sería la definición etimológica.
En filosofía, la conciencia es la facultad humana para decidir acciones y hacerse responsable de las consecuencias de acuerdo a la concepción del bien y del mal. Por lo que estaría en el ámbito de la ética.
En psicología es un estado cognitivo no abstracto que permite que una persona interactúe e interprete con los estímulos externos que forman lo que conocemos como la realidad. Sin conciencia la persona se encuentra desconectada de la realidad y no percibe lo actuado.
Existe un proyecto científico con profundas y múltiples implicaciones de carácter filosófico, religioso y socio-cultural denominado AWARE. En él participan inicialmente 25 centros médicos europeos y norteamericanos. A este proyecto se le puede catalogar como la mayor investigación científica diseñada hasta la fecha para estudiar la mente humana durante el estado de muerte clínica. El estudio AWARE aplica una sofisticada tecnología para estudiar el cerebro y la conciencia humana durante el estado de muerte clínica. Los resultados que puedan salir podrán ayudarnos a comprender mejor la mente y el misterio de lo que nos sucede durante el trance de la muerte.
Conciencia cuántica
Esta teoría es respaldada por una minoría de la comunidad científica. Los experimentos neurológicos llevados a cabo por este grupo de científicos en este campo, han demostrado que sólo somos conscientes de una mínima parte de lo que en realidad está ocurriendo. Estos estudios han demostrado que de los cuatrocientos mil millones de bits de información por segundo que el cerebro recibe, solo somos conscientes de dos mil de esos bits, por lo tanto lo que consideramos realidad, es decir, aquello que vivimos, es sólo una mínima parte de lo que en realidad está aconteciendo. Según ellos vivimos un modelo de mundo creado a través de nuestras creencias, que se construye por lo que sentimos en nuestro interior.
Conclusión
El tema, es complejo y existe un constante debate sobre el mismo. Por ello he extraído, lo que a mi juicio es la base para tener una aproximación del fenómeno. Con la intención de que cada uno realice sus pesquisas sobre el tema y se formule una idea propia.
La parte positiva de este fenómeno, es que se están llevando a cabo investigaciones serias y científicas que van descartando lo superficial para aproximarse al auténtico origen de la causa. Investigaciones, que pueden aportarnos datos para conocer en mayor profundidad el mecanismo del cerebro humano, de esa enorme capacidad que tiene, de la interconexión que existe entre todas las neuronas y de la potencialidad que se podría desarrollar para poder controlar la energía que se genera entre lo consciente y lo emocional. Sin anular ninguna otra posibilidad más allá de la científica.
La parte negativa, al menos en mi opinión, es la frivolidad y banalidad con el que es tratado frecuentemente por muchos medios, descreditándolo o mitificándolo según sea el caso. Utilizando en la mayoría de los casos, para aseverar la existencia bíblica de un cielo y de un infierno, sin admitir siquiera otra alternativa. Recurren a una estrategia tergiversadora del fenómeno. Incluso científicos que han estudiado en profundidad los casos, se han convertido en creyentes.
Antes que nada, faltaría más, apuntar que cada uno puede ser lo que quiera, creyente, agnóstico, budista, etc. No se trata de que ser creyente esté mal y no serlo sea lo correcto o viceversa. El comentario surge porque, y esto se puede consultar en la historia de la humanidad, la iglesia siempre ha obstaculizado el camino de la ciencia. Las verdades incomodas nunca las han permitido. Y con este enigma podríamos seguir un camino verdaderamente apasionante, del que no se descarta nada. A la verdad nunca hay que temerla, hay que admitirla, después de que se demuestre, por supuesto. Por ello me parece no jugar limpiamente cuando se interfiere o se aprovecha de determinados casos.
Todas las opiniones son respetables. Pero si queremos que se nos ofrezca una respuesta seria, hay que permitir y proteger que las investigaciones no sean interferidas ni adulteradas.
Mi propia Tesis
El tema no tiene equívoco. Resumiendo: se trata de una experiencia acompañada de sensaciones y visiones de carácter individual e intransferible, que una persona siente en un estado de muerte clínica que es el que la induce. Son las visiones, como las que alegan que ven ciertas cosas que se encuentran fuera del entorno en donde sucede la experiencia, o que escuchan conversaciones referentes a su estado, que se producen igualmente fuera de ese entorno, las que no tienen hoy por hoy explicación alguna. Las visiones, sonidos, la luz en el túnel que se ocasionan cuando, por definirlo de algún modo, abandonan este plano, son las que yo creo que están condicionadas por el estado físico y las propias creencias de cada uno. Es difícil, por ello, establecer un dictamen. ¿Por qué el agnóstico ve también una luz al final del túnel igual que el creyente? Para mí la respuesta es obvia, todos conocemos una versión coincidente en lo referente al final. Unos les llamarán cielo y otros energía. Esto no demuestra nada.
Para mí, lo esencial del fenómeno, es ese cambio demostrable que produce en las personas que lo han experimentado. Y que yo tenga constancia, siempre un cambio positivo. ¿Qué mecanismo activa dicha experiencia, para que interiormente se produzca una revolución haciendo cambiar sus esquemas de vida? Eso es lo verdaderamente enigmático del fenómeno. Este hecho, podría estar abriendo un camino en la investigación a todos los niveles apasionantes. Imaginar, que sabiendo cual es la causa del cambio, esta se aplicara en personas afectadas de ansiedad patológica, estrés, depresiones… Quizás y para concluir, una vez más, la respuesta de todo esté dentro de nosotros mismo, acaso nuestro cuerpo ¿no es la máquina más perfecta que existe? ¿Tendremos la respuesta delante de nosotros y no somos capaces de verla? ¿Se trata de un fenómeno fisiológico? ¿De un fenómeno sobrenatural? Es aquí donde tiene sentido la verdadera investigación, libre de influencias y ataduras.
Es una oportunidad que se nos brinda con el estudio de esta fenomenología para ¿quien sabe que podemos llegar a descubrir? No permitamos que interfieran otros factores con el objetivo de obtener un beneficio para su dogma. Si al final descubrimos la verdad que sea y hay que darle la razón a quien sea, pues se la daremos, porque será la verdad en mayúsculas. De lo contrario y adaptando al tema la frase de una genial película:«todo se perderá en el tiempo como lágrimas en la lluvia«. (Blade Runner).
Fuentes: wikipedia/metainteligencia/tendencias21
Vídeo: Dr. Bruce Greyson, este es solo un fragmento de la conferencia que impartió en las Naciones Unidas el 11 de septiembre de 2008, sobre las ECM.
Este vídeo complementa y cierra el artículo ECM. En el vídeo están relatadas, por sus auténticos protagonistas, las ECM que sufrieron, y que el Dr. Raymond A. Moody, Jr. recoge en su libro «Vida después de la Vida».
Dr. Raymond A. Moody, Jr. – Vida después de la vida –