Ausencias…

 

    De alguna manera los hogares sienten la ausencia de sus moradores. El regreso de estos provoca una alteración sutil en su entorno, recobrando la calidez que antaño poseían. El aroma de tiempos pasados parece emerger de nuevo en el ambiente, llegando a los rincones más distantes de la casa. Agradecida por la visita, le gratifica con los recuerdos que parece almacenar en ella. Son evocaciones nítidas custodiadas en su memoria intangible de lo acontecido entre sus paredes. Nunca harán juicios porque el recuerdo, a veces, es el peor de los castigos. Pero para él, antiguo morador de esta casa que ahora visita, la necesidad es su conciencia. Vuelve al cubil no para recordar sino para culminar su cacería. No puede evitarlo, lo necesita y lo desea.
Y en esta, su antigua morada ocultada del exterior, practica una orgía de sangre y espanto sobre su indefensa presa. Por sus paredes retumban los gritos y el sonido seco de los golpes. El placer que experimenta con el sufrimiento infligido a su víctima es inenarrable. No importa lo que tarde en acabar con su existencia, forma parte del ritual y de su modo de vida. Después del último estertor, lentamente recoge y limpia cada rincón minuciosamente. El silencio…la quietud.
Sale cerrando la puerta tras de sí silenciosamente. Cargado con las bolsas de basura que en su interior lleva los restos de su presa. Y de forma casi litúrgica buscará un lugar donde sepultarlos, alejados de los otros de distintas víctimas. Sin dejar rastro alguno.
Una vez consumado el acto, enciende un cigarrillo exhalando el humo profundamente. Satisfecho, contempla la Luna luminosa y altiva en el cielo.
Ahora volverá a su casa, con su familia. Es un padre y un marido feliz. Y como siempre que esto ocurre justificará su ausencia por el estrés que, por su posición en la empresa, le causa su trabajo. No le hará falta, son situaciones periódicas, y su familia lo entiende y celebran que pueda relajarse. El pequeño cuando lo escuche entrar por la puerta correrá para abalanzarse a sus brazos. Su mujer lo besará con pasión. La mayor, como es natural, está fuera con sus amigos de cena. En este hogar se respira amor, alegría, y vive en ella una familia feliz, ejemplar.
Mientras a kilómetros de distancia, su otro hogar, en silencio y entre penumbras espera pacientemente su regreso.

 

Autor: Pedro Segura Melero – llenodestrellas.com –

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