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El ser humano independientemente de sus creencias ha contemplado el cielo con el propósito de obtener las respuestas a muchas de sus incógnitas, sobre todo a la más transcendental; nuestro origen y procedencia.

Esa inquietud ha llevado a la humanidad a estudiarlo en profundidad. Ha creado mecanismos que nos permiten calcular distancias, clasificar estrellas, descubrir galaxias y conseguir ubicarnos para constatar que nos hallamos en el brazo de una galaxia en espiral y solo somos un diminuto punto en el Cosmos.

El conocimiento de todo ello, inevitablemente, origina otras cuestiones relacionadas con esa comprensión ¿No hay nadie ahí afuera? ¿Somos una excepción? ¿Un accidente?

Nadie parece tener la respuesta pero existen datos que, si bien no responden a esas preguntas, sí que abren vías de aproximación a una posible respuesta.

Esos datos los hallamos en la historia de nuestro pasado, reflejados en escritos, tradiciones y pinturas legadas por nuestros ancestros, encontrando en ellas referencias a lo que hoy conocemos como avistamientos, contactos e incluso abducciones.

También en leyendas de épocas remotas, o incluso en textos religiosos, nos percatamos de que lo descrito en ellas, eran avistamientos de objetos y luces que se desplazaban en el cielo sin obedecer a causa natural alguna: OVNIS.

El fenómeno OVNI ha sido investigado durante más de un siglo generando teorías de todo tipo y creando a su vez desinformación. Un fenómeno real y que parece haber acompañado a la humanidad desde sus orígenes sin que existan fronteras para el mismo pudiendo afirmarse de que estamos ante un fenómeno de carácter global.

A pesar de ello, siempre se le ha ubicado en una zona determinada del planeta, desde donde nos han llegado las principales investigaciones sobre el mismo, obviando o menospreciando aquellas otras noticias procedentes de otras regiones por motivos políticos.

Lo que expondré en este artículo son investigaciones que se apartan de esa tendencia interesada en ser protagonistas de un fenómeno que nos pertenece a todos, indagaciones sin prejuicios de ninguna clase y solo atendiendo a la naturaleza del fenómeno.

Recorreremos las heladas tierras de la extinta Unión Soviética una zona que sigue en la actualidad casi desconocida para conocer casos sobre objetos volantes no identificados que, algunos de ellos, permanecieron ocultos durante muchos años sin revelarse al mundo.

Si queréis acompañarme…

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Existen en las crónicas rusas, descripciones de extraños objetos y luces que sobrevolaron en la noche de los tiempos por el cielo que fueron avistadas por testigos de toda clase y condición. Estas anomalías eran conocidas con el nombre de znameniya, que en ruso significa signos.

En el siglo XVII, este tipo de testimonios experimentaron un fuerte auge. Algunos testigos aseguraban haber visto extraños soles flotar en el cielo, otros describían columnas incandescentes emitiendo rayos que iluminaban el cielo.

También abundaban los testimonios de extrañas nubes de colores que se desplazaban en dirección contraria al viento despidiendo luces desde su interior.

Por su tipología y naturaleza, y asociándolas con el conocimiento actual que tenemos sobre este tipo de anomalías, estarían catalogadas dentro del fenómeno OVNI.

Uno de estos episodios, y que posee un halo fascinador, lo protagoniza un cronista árabe; Ahmed Ibn Fadlan.

Sucedió en el año 921 de nuestra era, Ahmed formaba parte de una embajada enviada por su califa, con la misión de mediar con el rey de los búlgaros en las lejanas tierras del Volga.

Este historiador, célebre por las descripciones que dejó por escrito en sus crónicas de sus vivencias con los vikingos, relató que en el curso de esa expedición, avistaron inquietantes luces en el cielo semejantes a bolas de fuego, sin ninguna señal de tormenta que pudieran originarlas. Nunca antes habían presenciado nada parecido, y eso, les generó una sensación de peligro que les acompañó durante toda la expedición.

Una vez alcanzado su destino, acomodados en Palacio, se convertirían en testigos involuntarios de un fenómeno aún más asombroso que el de su viaje. Poco antes del atardecer, se produjo un estruendo ensordecedor proveniente del cielo, cuando alzaron la vista, observaron como el horizonte se tenía de un color rojo resplandeciente, y una nube roja llameante se movía sobre ellos. De repente, otra nube igual a la primera apareció ante ellos.

Ante la estupefacción de estos esas nubes comenzaron a realizar una extraña danza; se desplazaban en el cielo, se acoplaban unas con otras, para luego separarse, incluso, creyó ver siluetas en su interior. El espectáculo continuó hasta el anochecer.

El miedo se apoderó de los recién llegados, que se arrodillaron para rezar a lo que ellos interpretaron como una señal divina. Las risas de los locales ante ese comportamiento, confundieron a Fadlan. ¿Por qué ellos no sentían temor ante lo sucedido?

Como si hubieran leído su mente le respondieron que «esas batallas en el cielo«, así era como los lugareños llamaban a estos fenómenos, se sucedían todas las noches y que incluso en muchas ocasiones les habían ayudado a vencer a sus enemigos.

Fadlan quedó tan asombrado por la experiencia vivida, que la transcribió en un relato al que curiosamente tituló: Risala y que en árabe significa mensaje.

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Otra de las crónicas que a continuación expondré nos aporta detalles y descripción que asombran por la precisión y que fue posible gracias a la decisión de Farmer Levka Federov, un campesino testigo del avistamiento, que informó mediante una carta al Monasterio de San Cirilo y que la misma fue preservada por la Comisión Arqueográfica aportándonos este valioso informe.

Sucedió el 15 de agosto de 1663 en el lago Robozero, en la comarca de Vólogda, a unos 500 km. al norte de de Moscú. Era un día despejado y se celebraba la festividad religiosa de la Asunción de la virgen María, en aquella época Rusia estaba bajo el reinado del zar Alejo I, un monarca devoto y adepto de la ortodoxia más pura. En aquel tiempo el pueblo ruso había adoptado, por imposición, el cristianismo. Por ello, aldeanos y pescadores de la región acudieron a la iglesia del pueblo, ubicada a 2 Kilómetros del lago, para oficiar una misa.

Una vez dentro de la iglesia y en plena oración, escucharon un estruendo proveniente del exterior. La mayoría, salieron fuera para ver lo que sucedía, y antes sus incrédulos ojos sobre la superficie del lago distinguieron una enorme esfera en llamas desprendiendo un humo azulado. Ante esa terrorífica e incomprensible visión, corrieron despavoridos para refugiarse en el interior de la parroquia y pedir auxilio con sus rezos.

Esa esfera fue avistada desde distintos puntos de la zona, y algunos de los pescadores, que se encontraban en el lago, sufrieron graves quemaduras por la proximidad con ella. Hasta los peces huyeron hacia la orilla a consecuencia de las altas temperaturas que el agua alcanzó ante la presencia de la esfera.

Por la descripción que los testigos oculares realizaron sobre el objeto, se pudo calcular sus dimensiones, así como otros detalles sobre su comportamiento. Se trataba de un objeto esférico de más de cuarenta metros de diámetro y de una altura equivalente a la de un edificio de quince plantas. Este objeto sobrevoló el lago y permaneció en suspensión durante una hora y media. En ese tiempo, y según las descripciones de los testigos, la esfera emitió algo parecido a dos haces luminosos, que ellos identificaron como lenguas de fuego, extendiéndose por todo el lago y causantes, seguramente, de las quemaduras de los pescadores y las altas temperaturas alcanzadas en el agua del lago. Posteriormente, la esfera se elevó y desapareció en el cielo.

Sin duda, un caso que puede recordarnos por analogía a otros más actuales sucedidos en distintas zonas del planeta.

Continuaremos con nuestro viaje por este inmenso país, para adentrarnos en una de sus regiones más extensa y enigmática: Siberia. Con su enorme extensión: 13,1 millones de kilómetros cuadrados representa aproximadamente el 76% del territorio de Rusia, compuesta por zonas pantanosas y boscosas, conocidas como taigas, donde los veranos son breves y los inviernos crudos. Por algo los turcos la conocían como la Tierra dormida. Actualmente, aun existen zonas inexploradas, quien sabe si guardando algún misterio por revelar.

El acontecimiento siguiente, acrecienta esa sospecha, pues es en esta zona donde se produciría un suceso que marcaría un punto de inflexión sobre el tema.

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Ocurrió en el año 1908. Un año en el que se produjeron numerosos fenómenos atmosféricos, algunos de ellos inusuales en la zona: Estruendos provenientes del cielo sin atisbo de tormentas, auroras boreales que aparecían en lugares donde nunca antes lo hicieron, nubes de colores moviéndose extrañamente en el cielo… Todos estos fenómenos incomprensibles, fueron registrados como algo natural sin más.

Pero tal vez, como a continuación entenderéis, anunciaran la proximidad de un acontecimiento que, actualmente, sigue siendo tema de debate en la comunidad científica.

En la madrugada del 30 de junio de aquel año, la mitad del planeta tembló. Una colosal explosión que devastó la región de Tunguska fue la causa. Los datos obtenidos a lo largo de más de un siglo de investigaciones, detallan unos efectos colaterales que palidecen a cualquiera y nos demuestra lo vulnerable que somos.

Sabemos que a consecuencia del estallido, millones de árboles de la zona fueron arrasados en un radio de cincuenta kilómetros y estuvieron ardiendo durante semanas, esparciendo las cenizas por el aire a todos los rincones del globo. Toda la zona inmediata y sus alrededores quedaron arrasados.

Las ondas sísmicas provocadas por la explosión fueron detectadas por las estaciones sismográficas de distintos países del planeta, y están clasificadas como unas de las más fuertes registradas en el mundo, afectando, inclusive, al campo magnético terrestre.

Durante 72 horas, la noche desapareció en Siberia occidental y Europa. El brillo del cielo en toda Europa del Norte alcanzaba para iluminar las calles de Londres.

Se calcula que la fuerza de la explosión fue de 40 megatones, es decir 2000 veces la potencia de la bomba atómica lanzada en Hiroshima (Japón) en 1945.

Sin embargo, y a pesar de la excepcionalidad del evento, no se investigó hasta pasado 13 años. En aquel periodo Rusia se encontraba sumida en un periodo de convulsión y quiebra social, su participación en la Primera Guerra Mundial, y la transformación que el país experimento tras la revolución bolchevique. No constituía un marco apropiado que motivara el interés científico por el suceso acaecido.

Tras ello y una vez instaurado el nuevo régimen, se organizó la primera expedición científica en 1921. Leonid Kulik un mineralogista ruso, famoso por sus investigaciones sobre meteoritos caídos en el país, lideró la expedición.

Debido a las duras condiciones climatológicas del interior siberiano, Kulik, no logró alcanzar el área del impacto.
Eso no desmoralizó a Kulik, dedicándose a buscar testigos locales de aquel acontecimiento. Los lugareños de la zona, al principio, se mostraron reticentes, pero terminaron por relatarles lo que vieron aquel día.

Según estos, aseguraron que antes de la explosión vieron sobrevolar lentamente un objeto luminoso de Este a Oeste y que luego cambió su dirección. Este dato desconcertó al científico; se trataba de un comportamiento anómalo en este tipo de fenómenos, era algo improbable que el meteorito variase su trayectoria, pero la respuesta, pensó Kulik, la obtendría una vez que pudiera investigar la zona del impacto.

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Seis años después, en 1927 emprende una segunda expedición, alcanzando, esta vez, su objetivo. Un panorama desolador se descubrió ante él; un área aproximadamente de 2.150 km2 de bosque había sido arrasada. Árboles partidos en dos yacían a ambos lados. Cuando llegó al epicentro del impacto, pudo observar que los árboles de la zona se encontraban en pie, aunque sin ramas algunas, como si fueran postes telefónicos. Pero kulik, se encontraba confuso, no solo por la virulencia del impacto, sino por la ausencia del cráter que tuvo que originarse al haber impactado el meteoro.

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Kulik y su equipo realizaron un minucioso reconocimiento de la zona en busca de fragmentos del bólido, alguna prueba de lo que supuestamente se estrelló en el bosque. Por el estado del terreno y sus alrededores, el objeto debería de ser de gran tamaño y era imposible que no existieran restos del mismo.

La búsqueda resulto infructuosa, no localizaron ningún cráter ni fragmentos del meteorito. Una vez más, Kulik, decidió investigar en las aldeas de los alrededores y preguntar a los lugareños.

Y fue en Vanavara, una pequeña aldea situada a sesenta y cuatro kilómetros de Tunguska (Siberia), donde un hombre le relata en primera persona de lo que fue testigo aquel lejano día.

 

«Serían las siete de la mañana, yo estaba sentado en el balcón de un establecimiento comercial en Vanavara, cuando de repente siento como algo invisible me empuja de mi asiento y mientras estaba cayendo, como si todo fuera lentamente, observo como el cielo se parte en dos, el cielo pareció arder, y en ese momento, hubo una explosión y un gran estrépito, seguido por un sonido como de piedras que caían desde el cielo, y la tierra… tembló. Tuve que desprenderme de mi camisa porque parecía estar ardiendo».

Con este testimonio, Kulik fue consciente de la magnitud de la explosión. Y durante catorce años de su vida se entregó a la ardua tarea de buscar una respuesta, encabezando varias excursiones a la zona, que le ocasionaron situaciones de riesgos, las cuales, sorteó gracias a su formación militar.

Kulik había servido en el ejército ruso y participado en la guerra ruso-japonesa de 1904, donde fue apresado. Nunca vaciló en utilizar su experiencia en combate ante situaciones que él consideraba hostiles y entorpecían sus investigaciones, todo un Indiana Jones a lo ruso.

Pero a pesar de toda su perseverancia, su búsqueda resultó ineficaz. Debido a ello, en 1939, Moscú decidió recortarle los fondos destinados a la investigación.

Soplaban vientos de guerra y Stalin se preparaba para ella. El interés del gobierno en la investigación de Kulik estaba motivado, principalmente, en la obtención de un material que le sería de gran utilidad para la guerra: Níquel y que Kulik les aseguró poder extraer del meteorito caído.

La guerra era inevitable y en 1941 las tropas nazis invadieron su patria, el deber le llamó y Kulik muere en 1942 al caer prisionero de los alemanes.

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Pero nos dejó un importante legado: las investigaciones realizadas, archivos de películas y fotografías sobre Tunguska que sentaron las bases del estudio sobre este fenómeno.

Actualmente todo parece indicar que la explosión se produjo en el cielo por lo que obviamente no existe cráter de impacto. Eso explicaría el porqué los árboles de la zona del epicentro permanecieron en pie pero sin ramas, pero no responde a la pregunta de qué fue lo que originó el fenómeno.

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La mayoría de los astrónomos coinciden en la teoría de que el bólido de Tunguska fue un cometa que se volatizó antes de tocar suelo, pero no se ha podido demostrar por la ausencia de pruebas, por lo que todas las hipótesis están abiertas.

Hay otros testimonios recogidos en los que se avista al objeto pero de distintas ubicaciones, y según estos, tenía una forma oval. Un pasajero del tren transiberiano declaró que vio un objeto brillante en el cielo moviéndose de la derecha a la izquierda.

Algo a destacar en los testimonios y que es coincidente en todos, es el cambio de trayectoria del objeto antes de estallar, un dato que altera el paradigma científico aplicado al comportamiento de cualquier bólido celeste que penetra en nuestra atmósfera.

Dispuestos a conjeturar podríamos pensar que se trataba de dos objetos distintos, o como otros investigadores rusos sugirieron en 1991 la posibilidad de una interceptación para evitar una catástrofe sin precedentes.

Lo que en ese caso abriría otro interrogante: ¿Quién en aquellos años disponía de esa tecnología para interceptar el objeto?

Las consecuencias que ocasionaron la explosión en el medio ambiente no suelen ser referenciadas pero resultan inquietantes ya que causaron una extraña radiación que provocó una regeneración acelerada de la taiga.

Análisis genéticos localizaron extrañas mutaciones en el RH de muchos nativos de la región de una de las aldeas próximas a la explosión. Así como alteraciones en determinados insectos como son las hormigas.

Después de todo lo expuesto, de una cosa estamos seguros, y la ciencia así lo admite. Tunguska fue el mayor enigma cósmico del siglo XX. Un fenómeno sin resolver y único en la historia de nuestra civilización, lo que dificulta las investigaciones ante la carencia de referentes.

El secretismo con el que la extinta Unión Soviética desarrolló las investigaciones sobre el fenómeno de Tunguska, inevitablemente, nos hace dudar sobre las explicaciones oficiales surgidas en torno al fenómeno y relacionarlo con los no identificados que sobrevuelan nuestros cielos sin aviso alguno.

En la segunda parte, continuaremos con la divulgación de otros casos de ovnis soviéticos y el entramado creado por parte de los organismos oficiales encargados de investigar estos fenómenos.

Mientras tanto… no olvidéis de mirar al cielo.

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Posiblemente la necesidad de racionalizar lo inexplicable ha conducido al hombre a formular teorías que, si bien podrían estar fundamentadas, en la mayoría de los casos parece solo un intento de justificar lo injustificable y darle carpetazo al asunto.
La historia está llena de casos que al no poseer un comportamiento o explicación acorde con lo establecido en la ciencia, se le califica de fenómenos paranormales.
La telepatía, la clarividencia, las premoniciones, las experiencias cercanas a la muerte o los poltergeist, estarían incluidos en esa clasificación.
Fenómenos que, debido a su espontaneidad, son difíciles de producir en un laboratorio para su investigación, pero que se han testimoniado desde tiempos remotos en todas las culturas del planeta.
Sin embargo, se han empeñado en convencer a la sociedad de que dichas anomalías son provocadas por estados alterados de conciencia, sugestiones de la persona que la experimenta, es decir, un producto de nuestra mente.
Expresándolo de esta forma, simplifican y restan importancia al fenómeno sin concederle un reconocimiento científico oficial, desacreditando los casos, sus investigaciones y a sus investigadores.
Y la pregunta que uno se hace es… ¿Acaso no es igual de asombroso aceptar que la mente pueda ser el desencadenante de esos fenómenos?
La ciencia establece un vínculo entre mente y fenómeno – una causa efecto – para explicar dichos fenómenos. A su vez reconoce públicamente que muchos otros no tienen una explicación científica y no está causado por ningún tipo de enfermedad, lo que nos lleva a una situación paradójica entre la explicación y la negación de esos fenómenos…

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Oficialmente o desde que han permitido que tengamos acceso a esa información, hace más de cien años que los fenómenos paranormales han sido objeto de estudios.
En 1882, tanto en Inglaterra como en Norteamérica, casi simultáneamente, se fundaron Sociedades para la Investigación Psíquica, formadas por científicos y eruditos de la época para el estudio riguroso y crítico de estas fenomenologías.

    Miembros fundadores de la Society for Psychical Research (Inglaterra 1882)
Miembros fundadores de la Society for Psychical Research (Inglaterra 1882)

 

Dichas sociedades fueron organizadas en pequeños comités a las que se les asignaban a cada uno de estos una especialidad distinta y que hoy lo conocemos como unidades multidisciplinares, con la finalidad de contemplar y analizar los fenómenos desde diferentes puntos de vistas.
Tenemos que tener en cuenta que todo este proyecto se desarrollaba en un contexto nada propicio para ello, estamos hablando del siglo XIX, una época marcada por la moda espiritista.
Este fue uno de los inconvenientes que tuvieron que sortear estos investigadores, la parafernalia del fenómeno espiritista de la época ponían en riesgo sus estudios y su reputación.
Algo que parte de la comunidad científica más ortodoxa aprovechaba para denigrar el proyecto que esos investigadores colegas suyos realizaban. Una actitud que actualmente no ha cambiado mucho.
Pese a todo, las investigaciones siguieron su curso inalterable consiguiendo avances importantes en la materia. Algunas de las obras surgidas de las mismas llevaban títulos tan sugerentes como: Los fantasmas vivos, en la que se sentó las bases del estudio parapsicológico. Recordar una vez más que hablamos del siglo XIX.
Se elaboró un insólito Censo de Apariciones, registrándose en éste más de 17.000 respuestas, demostrando que el fenómeno era más habitual de lo que generalmente se pensaba.
Estos comités desarrollaban análisis de fenómenos tan variopintos como: la telepatía, la hipnosis, los fenómenos espiritistas y las experiencias en el momento de la muerte… así como la influencia que la mente pudiera ejercer en esos casos.
En 1889 se crea el término parapsicología, definiéndose como «la ciencia de los fenómenos que desbordan el curso normal de la vida psíquica
Si hace más de cien años, se realizaban y llegaban a este tipo de conclusiones, y con los medios disponibles de antaño ¿no es extraño que actualmente sigamos sin esclarecer la naturaleza de estos fenómenos?

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La mente humana continúa siendo un verdadero reto para la ciencia. Pero la disponibilidad de visualizar el cerebro a través de instrumentos científicos, minimiza lo asombrosa que es y tendemos a pensar que ya está todo, o casi todo investigado, sin percatarnos de que lo que estamos contemplando no es la mente, sino el órgano que hace posible esa facultad… nadie ha visualizado la mente.

Su complejidad es comparable a la del Universo, del que solo conocemos una mínima parte de la inmensidad que guarda. Y aun así, suelen aparecer nuevas teorías que nos obliga a replantearnos ese conocimiento.
Con el estudio de la mente, ocurre lo mismo. Conocemos que determinadas personas pueden utilizarla para lograr objetivos inalcanzables para muchos, y esto, causa admiración por la mayoría que lo considera un don exclusivo de ciertas personas.

Sin embargo, y a raíz de esos estudios, esa facultad, parece residir innata en todos nosotros, sólo que no se llega a desarrollar. El motivo o los motivos, son consecuencia directa de nuestro modelo educativo; el cual define a la mente como algo que nos permite vivir dentro de la cordura, asimilándolo ya desde nuestra infancia, como una ley inviolable.

funciones-hemisferios-cerebralesHasta finales del siglo XX, las personas que involuntariamente eran protagonistas de estos casos paranormales o que sus comportamientos fueran excéntricos eran consideradas enfermas mentales.

En ocasiones sí que eran provocadas por trastornos mentales del individuo que imaginaba el fenómeno, y en otras, eran fraudes simplemente. Pero en el resto de los casos no habían explicaciones.

Y además, existía un interés añadido por la psiquiatría convencional y el tándem formado por médicos y farmacéuticos en considerar que la causa de todo este fenómeno estuviera provocada por una enfermedad psicológica susceptible de ser tratada mediante el uso de medicamentos.

Una situación que en los años noventa cambió parcialmente debido principalmente a una sensibilidad cultural distinta en la que se contemplaba otras teorías diferentes de las convencionales propiciando investigaciones acordes a ese «nuevo enfoque.»

Actualmente la información que nos llega es mínima, sospechando que nos ocultan, como es habitual, los resultados de dichas investigaciones.

CONCLUSIÓN…

Solo he arañado, en este breve artículo, la superficie de un enigma que nos acompaña desde nuestros orígenes. Un enigma que hay un sector interesado en que continúe siéndolo para prolongar el negocio que hay montado tanto a nivel científico como seudocientífico y que son los únicos beneficiarios de ello.
Se produce una letal dualidad en la que una parte nos quiere como enfermos crónicos y por otra, creyentes incondicionales, ya que ambas situaciones les genera lucro.
Nada es tan simple ni tan extraño como nos quieren hacer creer. La mente puede ser un concepto abstracto pero quien la origina es un organismo tangible y lo que nos transciende es nuestra propia naturaleza que es el verdadero enigma.
Muchas cosas no alcanzamos a entenderlas y otras están etiquetadas por nuestro modelo cultural encargado de limitar la transcendencia de cualquier tema fuera de esa clasificación impuesta.
En el pasado, filósofos, científicos y escritores aludían a esa facultad que la mentalización ejerce sobre nuestros deseos para lograr un objetivo en nuestras vidas. Solo que ellos creían que la mente residía en el corazón y por ello en sus escritos y reflexiones utilizaban dicha palabra cuando realmente se estaban refiriendo a la mente.
Como podemos ver, siempre se ha tenido esa percepción de que existe una fuerza o energía impulsora, implicada en cualquiera de las acciones extraordinarias que el hombre ha producido o de la que ha sido testigo.
Las redes sociales se encuentran inundadas de frases con ese contenido casi a diario. Pero no pasa de ser poco más que un objeto banal y decorativo.
Creo que no somos conscientes de lo trascendental que es reconocer que nuestra mente sea capaz de causar esos u otros tipos de fenómenos.

Sistemáticamente se resta importancia a la fenomenología paranormal, ridiculizando con frecuencia al fenómeno y a sus investigadores.
En la mayoría de los casos, los fenómenos se producen de forma espontánea e incontrolable, como si estableciéramos, sin pretenderlo, una conexión con un campo psíquico más allá de nuestra realidad material.
Algo que hace teorizar, a determinados investigadores, que pueda existir una dimensión adicional de la realidad. En un universo en el que todo estaría interconectado.
En las últimas décadas, la colaboración entre parapsicólogos y físicos ha abierto una vía interdisciplinaria favoreciendo nuevas teorías y la contemplación de estos y otros fenómenos, desde puntos de vista distintos, logrando obtener una comprensión global de la naturaleza del mismo.
Pero para que todo esto consiga el resultado deseado, es necesario que cambie la conciencia de aquellos que nos gobiernan.
Una tarea que nos parece muy difícil, puesto que los poderes fácticos no estarán jamás dispuestos a renunciar al sistema implantado.
Dependerá más de cada uno de nosotros, cambiar dicha situación y colaborar con nuestro espíritu crítico para hacer posible la verdadera revolución: la de nuestro interior.

Y para cerrar, una frase de Alexis Carrel, biólogo, médico e investigador científico, que nos invitará a reflexionar:

«De todas las cosas que el hombre conocerá, la última probablemente será él mismo»

Nada cambia sin un factor que lo haga posible, y una de las principales causas responsable de cualquier tipo de cambio es la acción.

Y la demostración de ello la podemos hallar observando a nuestro alrededor todo lo que hemos construido, y también destruido, para llegar al punto en el que nos encontramos como civilización. Nada hubiera sido posible sin nuestras acciones pasadas.

Salvando aquellas alteraciones originadas por situaciones imprevistas e incontrolables, el resto, son consecuencias de la acción directa del hombre.

Una actividad humana que, en los últimos siglos, ha sido determinante sobre el medio donde vivimos, y que está provocando, contra natura, una nueva era sobre el planeta cambiando su curso natural.

Instaurando progresivamente un modelo de vida exclusivamente capitalista y la ausencia, cada vez más evidente, de libertades y derechos sociales.

En el año 2000, Paul Jozef Crutzen, un químico neerlandés, ganador del premio Nobel de química, asistía a una conferencia:

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Bienvenidos a:

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Comencemos por el principio, respondiendo a una pregunta que, sin duda, si habéis leído hasta aquí, os habréis formulado: ¿Qué es el Antropoceno? y ¿Qué tiene que ver con la introducción?
El Antropoceno no está considerado como un término oficial por una parte de la comunidad científica. Para ellos la humanidad se encuentra en el Holoceno (podéis clicar en la palabra para más información).
Pero Crutzen tiene otra tesis: estamos en la era del Antropoceno, ya que es el hombre el causante directo de esa nueva era geológica.
Puede parecernos un calificativo rebuscado o ficticio, pero todo lo contrario. Es un vocablo de origen griego que viene a significar «hombre nuevo«, aunque en este caso no sea sinónimo de mejor.
Pero volvamos al tema principal.
El Antropoceno se inicia a finales del siglo XVIII, a partir de la revolución industrial en Inglaterra.
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Este proceso produjo una transformación a nivel social, tecnológico y económico, que cambio por completo el paradigma de la vida llevada a cabo hasta ese momento.
La construcción de edificios ubicados en una zona determinada para realizar una actividad concreta, conocido por todos con el nombre de fábricas, y la aparición de la máquina, causaría un replanteamiento general en la obtención de los recursos necesarios para la vida.

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Como consecuencia de ellos, la mayoría de las poblaciones rurales migrarían hacia las ciudades en detrimento de los pueblos.
La dueña de esos medios de producción era la burguesía introduciendo un modelo capitalista que, a partir de esa revolución industrial, inicia un proceso irreversible, consolidándose y extendiéndose por el mundo.
Todas esas personas, similar a la situación actual, se encontraron progresivamente sometidas a un horario y a un salario que limitaría su vida a todos los niveles.
Causando, a su vez, un acelerado crecimiento demográfico con el consecuente incremento del consumo, y una actividad cada vez más frenética en las fábricas provocando un aumento de la contaminación de nuestra atmósfera.
La hegemonía del sistema capitalista, dueña de los medios de producción y sus políticas erróneas, son las principales culpables de las desigualdades sociales que hemos soportado y seguimos sufriendo.
Este método nos ha llevado a una necesidad de obtención de recursos insaciable para producir riquezas que va directamente a esas élites. Sin ningún tipo de escrúpulos.
Según datos extraídos de un informe realizado por Greenpeace España: En nuestro país se vierten al agua cerca de 2 millones de toneladas contaminantes anualmente, y tenemos el estuario más contaminado del mundo por metales pesados; el de Río Tinto en Huelva.

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La contaminación atmosférica provoca 20.000 muertes prematuras en España al año, estableciendo un vínculo entre estas zonas más contaminadas y los casos de mortalidad por cáncer.

La ropa que llevamos, algo que gran parte de la población desconoce, contiene sustancias tóxicas y en nuestra sangre hay detectadas 300 sustancias químicas que no tenían nuestros abuelos.

Las extracciones de las compañías petroleras en aguas marinas, en su afán desmedido por la localización de este oro negro, cada vez perforan más profundamente causando daños irreparables sobre los ecosistemas marinos, la flora y fauna asociadas a ellos.

Por otra parte las extracciones de carbón realizadas por las compañías mineras, desde los años ochenta, han hecho desaparecer unas 470 cimas del planeta y los residuos generados han cegados los ríos colindantes.

Y esta situación no es actual, hace más de un siglo que la actividad humana está produciendo nuevos materiales sin que se conozcan la forma de actuar en términos ecológicos, por lo que una gran parte de esos residuos que se han vertido no son degradables por procesos naturales.

Eso quiere decir que posiblemente dejaremos un planeta convertido en un gigantesco basurero y prácticamente inhabitable.

Los expertos están totalmente convencidos de que estamos dejando una huella ecológica que permanecerá durante millones de años, aunque nuestra especie desaparezca, reforzando la teoría del Antropoceno.

Al principio la falta de conocimientos era una excusa, pero actualmente conociendo las consecuencias seguimos generando más basura y provocando accidentes ambientales.

El crecimiento de la pobreza por las guerras, provocadas gran parte de ellas por occidente y los desastres climáticos, desplazará a millones de seres humanos por la supervivencia a las zonas industrializadas del mundo.

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Según datos difundidos por ACNUR, por primera vez desde la II Guerra Mundial se han superado los 50 millones de refugiados y la cifra exacta a fecha del año 2013, es de 51,2 millones de personas.

En el 2015, esta cifra ha aumentado en 65,3 millones de personas desplazadas por la fuerza en el mundo. (Al final del artículo os dejo un link con el PDF de dicha información).

Y por si no fuera suficiente, todas estas inmigraciones descontroladas pueden provocar un problema añadido y es el impacto a nivel cultural que originaría guetos y situaciones hostiles de intolerancia. Así como la expansión de nuevas enfermedades causando una crisis sanitaria de efectos catastróficos.

Cerrándoles las fronteras solo establecerá una tregua a lo que verdaderamente está por venir. Cuando esas personas solo busquen sobrevivir, no existirán fronteras. Y la intervención bélica será la alternativa a un drama humano que una parte de este planeta ha infligido a la otra siendo los responsables de la situación.

Es incuestionable llegar a la conclusión de que la mayoría de lo que nos acontece se produce por la acción directa del hombre y, precisamente en eso, consiste la teoría de la Era del Antropoceno.

Pero son situaciones evitables, por mucho que nos quieran convencer de lo contrario. La guerra es una de ellas. El hambre también.

Al año se tiran 9 millones de toneladas de comida con la que se podría alimentar a toda la población del mundo…que más se puede decir.

Conclusión…

Después de toda esta exposición, es inevitable pensar que toda la presión a la que estamos sometiendo al planeta nos conducirá, en un futuro próximo, a una situación límite.

Posiblemente a un cambio climático acelerado, a la extinción de diferentes especies, a la contaminación de nuestro medio ambiente… Y si añadimos el consumo insostenible, al ritmo frenético impuesto por el capital, el destino no puede ser otro que el de nuestra extinción.

Sin embargo, y tal vez porque la edad me haya cambiado las perspectivas de la vida o porque una de las pocas neuronas que tenemos los hombres se esté desmadrando, no creo en ese destino.
Desde mi punto de vista el objetivo no es ese. A pesar de todos estos datos terribles y corroborados por fuentes reales, estoy convencido de que en la agenda de esas élites que nos gobiernan, en las sombras, está marcada una fecha para frenar toda esta debacle.

Es insensato pensar que no son conscientes de lo que están provocando. Al igual que es erróneo creer que no piensan en el futuro, puesto que nos siguen gobernando las mismas familias acaudaladas y asentadas en ese trono que ostentan, y que son los causantes de todo lo que nos sucede.

También podemos pensar que la mayoría de los datos conocidos están manipulados o son falsos.

Pero de lo que estoy plenamente convencido es de que utilizan la inseguridad y el miedo con el que vivimos para establecer un nuevo orden. Con las bases del feudalismo, pero maquillado con el nombre de democracia.

Las pruebas que argumentan todo esto las podemos obtener viendo las políticas sociales impuestas, la precarización de los salarios, la inflexibilidad del horario laboral… El encarecimiento y privatización de recursos naturales y esenciales, como el agua, la luz y el gas, en manos de corporaciones privadas.

Todas estas acciones premeditadas están causando profundas desigualdades entre clases, eliminando a la denominada clase media por otra que algunos ya denominan la de los «vulnerables». Una nueva sociedad de bajo coste y sin futuro alguno.

No ocurrirá nada que no tengan previsto, salvo que el planeta actuase como un ente vivo y se sacudiera de encima a todos esos insectos que les molesta, es decir a nosotros los humanos.
Desde luego es una reflexión personal, pero no admitir que está sucediendo sería dar la espalda a una situación que vivimos diariamente.

A una realidad que podemos ignorar, pero que si no reaccionamos… jamás podremos evitar.

 

Autor: Pedro Segura https://llenodestrellas.com/

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FUENTES CONSULTADAS:

Aquí tenéis las fuentes consultadas vinculadas por si queréis obtener más información sobre el tema:

¿El Plan B?

Hoy la mayoría de las portadas de distintos medios informativos tienen un titular que destaca por encima del resto: Reino Unido elige abandonar la Unión Europea. Inevitablemente he sentido una especie de «déjà vu«.

En el programa 2X03 de La Cuarta Esfera (http://www.ivoox.com/10263511), dedicado y de forma temática al III Reich, realicé una aportación al mismo, donde abordaba una teoría sobre la posibilidad de la existencia de:

EL PLAN B

A pesar de la supremacía nazi, el III Reich contempló la posibilidad de perder la Guerra. Por ese motivo se dice que existía un plan B. Se trata de un documento redactado el 7 de noviembre de 1944, cuya siglas son: EW-Pa 128, conocido también como RED HOUSE REPORT, donde se recogen los planes elaborados por diversos empresarios alemanes reunidos clandestinamente el 10 de agosto de ese mismo año en Estrasburgo y siguiendo las órdenes del III Reich, donde se detalla el diseño de la Unión Europea y se esboza, inclusive, el proyecto de una moneda única ¿el euro?
Un plan basado en la economía, trasladando el capital a países neutrales como es el caso de Suiza, con la finalidad de reconstruir un nuevo imperio alemán.

Todo esto adquiere matices inquietantes cuando la creación de una moneda europea fue propuesta en una reunión del grupo Bilderberg en 1955, presidida por el Príncipe Bernardo de Holanda, antiguo miembro de la SS antes de la Guerra y que huyó a Inglaterra cuando fue invadido su país.

Y si aportamos otro dato como que en 1958 Walter Hallstein, abogado alemán que fue detenido por los aliados en 1944 y a quién se le borró su pasado nazi, se le nombra primer Presidente de la Comisión de la Comunidad Económica Europea…no parece tan descabellada la teoría de ese plan B, la creación de un IV Reich basado en un imperio económico.
La crisis actual formaría parte de ese plan B, las concesiones de créditos, prácticamente impagables, el incremento de los impuestos, el descenso salarial, la política de recortes y austeridad, como consecuencia de dicha crisis, causaría en los países, sobre todo los situados al sur de Europa, perder parte de su soberanía y quedar sometidos por Alemania. Algo que puede ser definido como una invasión pero de tipo económica.
La versión oficial es que en 1942, Alemania al creer que tenía ganada la II Guerra Mundial, decidió reunir a economistas e industriales en Berlín con el objetivo de crear una «Sociedad Económica Europea» proponiendo una moneda para toda Europa y un solo Banco Central ubicado en Alemania, la base es la misma, este documento histórico existe y se puede consultar en el Catálogo Mundial OCLC (World Catalogue OCLC) con el núm.: 31002821 .

Soy consciente de que todo lo expuesto estaría dentro del marco de la conspiración, pero es que la historia esta fraguada por conspiraciones que originaron cambios en las sociedades a todos los niveles. Podéis indagar por vuestra cuenta y seguro que puede sorprenderos lo que encontréis… quién sabe si la verdad.

Recomiendo la visualización del cortometraje «La gran invención» del año 2014, dirigida y escrita por Frenando Trias de Bes, inspirado en este hecho.